La perpetuidad de las letras
La escritura, el medio de comunicación más antiguo y permanente, marca la trascendencia del diseño.
AutorJohana Andrea Granados Coca Seguidores: 7
EdiciónSergio Carlos Spinelli Seguidores: 11
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¿Qué hubiese sido del Romanticismo, del Barroco, del Surrealismo, de la Bauhaus y demás movimientos y escuelas, sin las letras? Probablemente serían rumores de antaño, contados por trovadores o cuentos maravillosos narrados por nuestros antecesores. Sin embargo, las letras y las imágenes, comprueban en cierta manera la veracidad de estos hechos. Hay que anotar que una excelente imagen sin una breve descripción, sin un párrafo de su historia, de su por qué, de su cómo y de su cuándo, permitiría tantas divagaciones en torno a ella que los direccionamientos serían tantos como almas en el mundo.
Imaginemos, con un ejemplo no muy lejano, a un personaje que trabaja en un vehículo de transporte público, relatando y contando en modo de cuento o en una canción, de donde surgió la Bauhaus, o porqué Dalí usaba de esa manera su bigote, mientras entrelazaba esta peculiaridad con esas ideas tan lejanas a la realidad y más cercanas al producto de la mente. Probablemente muchos le darían monedas a este narrador y algunos contarían en sus hogares o a algún conocido la misma historia que, a modo de teléfono roto, al no ser contada por su original empezaría a tergiversarse.
Ahora analicemos: en las letras encontramos la maravillosa historia del inicio y del porqué ciertas personas decidieron dar un paso, marcar un cambio, dejar su huella. Es a través de las mismas letras que en la actualidad, los que decidieron seguir sus pasos y evolucionarlos, encontraron ese punto de inicio no tan crudo como cuando lo empezaron ellos. Las letras son un punto de partida para la «evolución» del diseño y las artes.
¿Cuántos han tenido que incluir una sección de bibliografía en sus informes de tesis en diseño o bellas artes? Los escritos nos proveen las únicas referencias sin las cuales nuestro pensamiento probablemente caería en ideas, en soluciones que pudieron existir previamente en otro lugar del mundo, y que no nos llegaron porque el trovador encargado de contar esa historia, murió antes de llegar.
Los escritos han demostrado que las ideas suelen ser más colectivas de lo que se cree; pero esa misma continuidad, colectividad y evolución de la historia es la que nos ha permitido salir de la rueda de piedra y llegar a una de goma especial para suelos húmedos. El largo proceso entre una y la otra, es la prueba de que el registro de cada paso es fundamental para la mejora, no solo de las ideas, sino de la calidad de vida humana.
A través de las críticas en periódicos y revistas, algunos restaurantes se ven atestados de gente y otros van a la ruina. Por supuesto, siempre está la opción de mejorar, de evolucionar, de reparar los errores y hacer más grande una solución o quedarse ahí repitiendo la misma equivocación. Pero no es la crítica la que hace esto, es la letra impresa y leída por otro que se vuelve el trovador transmitiendo, a partir de unas líneas, de una información. ¿Cómo sería nuestro medio si este mismo proceso se implementara en cultivar personas capaces de criticar objetivamente el trabajo de otros, para mejorar al hombre y a la sociedad o para acabar con una amenaza?
Darle sentido y poder a esta herramienta haría que los diseñadores y artistas pensaran menos en crear por crear y se multiplicarían los que crean con sentido humano y ambiental, tendrían una herramienta que incitaría el voz a voz. Un traspaso de información que iría más allá de un comentario en una mesa tomando un café, cruzaría la temporalidad y evitaría retrocesos hacia los mismos errores o incitaría a engrandecer las ideas.
Hemos dejado, sobretodo en esta época, que la tecnología nos sobrepase. Hemos permitido que nuestro medio sea para un sector de la población, cuando debería ser dado a conocer a toda la sociedad. Los avances, los aciertos y desaciertos, el inicio, la transición y la culminación de una idea puede perderse para siempre por falta de registros, de historias que nos digan que las ideas ahí están, y que desde tiempos anteriores están esperando la oportunidad para seguir creciendo.
Es fundamental escribir por la perpetuidad, escribir para motivar la erradicación de la ignorancia futura, escribir un dibujo, escribir un objeto. Es el análisis, más allá de la perfección, lo que conduce a las grandes ideas. Y serán las letras (ya sean en una hoja de papel o en la pantalla de un dispositivo electrónico) las que marcarán cada punto de la historia, las que darán las bases, ya construidas, las que mantendrán por siempre el proceso de nuestra evolución.
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