El porqué de los nuevos objetos
Las preguntas van generando los avances de la técnica y la cultura. Una trayectoria espiralada cuyo motor es el deseo.
AutorAlejandro Katkownik Seguidores: 17
- Opiniones:
- 10
- Votos:
- 33
Cuando era pequeño, utilizaba algunas reglas mnemotécnicas algo fantasiosas para mejorar la ortografía. Una de estas era la que utilizaba para recordar que: «¿Por qué?», lleva acento y «porque» no lo lleva. La regla era: en el «¿qué?», el acento representaba un pequeño silbato que servía para alertar, señalando que algo se desconocía y debía responderse (obviamente la misma regla funcionaba para: ¿cómo?, ¿cuándo?, ¿dónde?, etc). Un agregado, que sustentaba aún más este esquema ilusorio, eran unas herramientas piratescas: los signos de interrogación. Esos garfios, me permitirían alcanzar mejor las respuestas. Es así, que hasta el día de hoy, mi regla funciona.
La regla para el «porque», era obviamente opuesta. El «porque» no necesitaba de alarma, era transitar ya por un escenario mucho más relajado: el de las respuestas. Sin sobresaltos entre las dos palabras, sin alertas ni acento, sin incertidumbres, casi un final feliz. El ansia de saber yacía aplacado y aliado a una respuesta. Los garfios habrían logrado una vez más el tesoro anhelado.
Esta regla resultó ser, luego de muchos años, mi teoría acerca del deseo, que por su puesto ya había sido descripta previamente, de modos más decorosos, por muchísimos especialistas y estudiosos; pero mi «porque», o mejor dicho, mi respuesta, no era tan desacertada.
La abstracción que logré de aquellas aventuras, provocadas por abrumadoras incógnitas y sucedidas por apasionantes búsquedas, no eran mas que un juego sistemático, que funcionaba con preguntas y respuestas, con deseos y objetos, comprendiendo también que nunca se transitaría la misma aventura, siempre sucedería una nueva: nuevas preguntas, seguidas de nuevas respuestas. Este juego de alerta y relajación, iban describiendo los arcos de cierto espiral de conocimiento.
El deseo es el motor que promueve la búsqueda, y la respuesta brinda una sensación de satisfacción, que siempre es transitoria, ya que una vez consumada debe dejar el espacio de goce para una nueva búsqueda. Al no tener sentido desear lo ya obtenido, el nuevo objeto a desear se fija necesariamente dentro de un terreno intangible de objetos aún no poseídos.
Solo puede ser deseado aquello que no se posee, del mismo modo que una respuesta no es una incógnita posible.
Así es que los seres humanos resultamos cíclicamente insatisfechos. Al parecer, el placer se hallaría en el deseo y no en el objeto en sí. Dicho placer es lo que provoca la búsqueda incesante de nuevas respuestas, de nuevos objetos.
La técnica yace en el deseo y constituye el origen creativo del hombre. Es un juego perverso, donde el objeto anhelado funciona como un espejismo, «es agua, que cuando se la alcanza, se transforma en la misma arena que nos rodea».
¿Qué te pareció? ¡Comparte tu opinión ahora!
- Opiniones:
- 10
- Votos:
- 33
Este video podría interesarte👇👇👇
Colabora con la difusión de este artículo traduciéndolo
Traducir al inglés Traducir al italiano Traducir al portuguésEste artículo no expresa la opinión de los editores y responsables de FOROALFA, quienes no asumen responsabilidad alguna por su autoría y naturaleza. Para reproducirlo, salvo que estuviera expresamente indicado, por favor solicitar autorización al autor. Dada la gratuidad de este sitio y la condición hiper-textual del medio, agradeceremos evitar la reproducción total en otros sitios Web.