Calvo sobre Cuánto vale la creatividad (54721)
Diálogo iniciado por Luciano Calvo en el artículo Cuánto vale la creatividad

Cuánta falta le hizo a mi generación de diseñadores (2000) el aprendizaje y relación de números con nuestro trabajo creativo.
En estos tiempos, además de esta carencia profesional, surge otro ítem a considerar y es el de la inteligencia artificial.
Puesto que en su origen, la IA ha sido planteada como anti burocracia en todo aspecto administrativo a nivel global, naturalmente, también recae en el funcionamiento de los profesionales a cargo de las áreas de producción creativa. Antes el panorama era entre actores humanos, con sus limitantes humanas.
Ahora, una persona intachable en todo lo que antaño un creativo se permitía pecar, como la impuntualidad y desprolijidad, hoy esa persona lejos del proceso creativo, pero profesional en su respuesta, llegará a mejores resultados juntando todas las aristas. Hablando de negocios, el vicio del diseñador humano se acaba.
A mi parecer, recaer en el paradigma del trabajo de los pintores tradicionales ante la aparición de la fotografía, es innecesario. Con un poco de amplitud, podremos ver que esto resultará en un filtro de lo mejor para las soluciones que sean requeridas en el mercado (o mundo real vs mundo ególatra del creativo, si se quiere).
Porque volveríamos al mismo resquemor del diseñador de probeta: "el sentir que mi trabajo vale... y mucho". Honestamente para los rockstars del área, el aporte de un humano creativo en artes comunicacionales y/o gráficas, es y será siempre un ápice de cualquier proyecto de mediana y gran categoría.
Así es como el mercado en sí, da el piso real al creativo y hoy, de no tornarse a sí mismo como un representante de su propia marca, el prototipo de creativo del siglo XX se verá en una posición muy precaria.
Por defecto, es relevante notar que cualquier especialista, profesional o no, en estos tiempos de automatizaciones, se verá impulsado a ser creativo. Por lo tanto, ni si quiera el "título" de creativo será pertinente para aquel romántico que apenas y siente lo que su trabajo vale.