La estética y lo apenas visible

Desde una perspectiva estética, cualquier declaración visual es susceptible a ser catalogada como artística más allá de la mal llamada estética utilitaria.

Eduardo Heredia Armendariz, autor AutorEduardo Heredia Armendariz Seguidores: 1

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Los problemas de estética en el diseño responden en gran medida a la falta de estándares arquetípicos en el ejercicio del mismo. Los estudiantes o profesionales de la disciplina suelen ignorar las influencias estéticas de las diferentes tendencias o estilos. El problema se agudiza al entenderse la estética como un fenómeno disociado de sus creaciones.

Si el diseñador considera la estética como un agregado a la funcionalidad, los resultados de esta suma o alianza no serán jamás una totalidad grafica. Por esto, el debate sobre las diferencias entre diseño y arte es bizantino, ya que los argumentos que se dejan ver siempre estarán permeados de un dejo de añoranza en el inexplicable divorcio de estas dos disciplinas, leyendose siempre entre líneas, una declaración de desdén por la palabra arte.

El diseño no es otra cosa que la planeación y proyección de lo visualizado. Si el pintor, cartelista o ilustrador, visualizan y proyectan en una primera etapa de su quehacer al igual que el ingeniero, ¿por qué no se puede concebir el diseño gráfico como parte de las artes visuales modernas? Más aún, ¿por qué no podemos entender que el arte es diseño y que sin este elemento del proceso creativo, las artes visuales no serían más que pasatiempos de neófitos?

Es de vital importancia definir el anclaje de la estética en las artes visuales. Es prioritario entender cuáles son éstas y por qué han sido llamadas así a partir del segundo cuarto del S. XX, de la mano de la Bauhaus.

Las artes visuales son aquellas disciplinas que fundamentan su esencia en la visualidad, la capacidad de observar o hacer inteligible lo que se ve, y en una estética que haga posible la distinción entre lo que simplemente se ve gracias a la facultad fisiológica de ver, y el objeto que irrevocablemente se hace observar por si mismo como un fenómeno estético; al hablar de visualidad se habla de una declaración visual, producto de un proceso intelectual que a la hora de ser arrojado ante el espectador, no queda a manos de la mera percepción sensorial.

Entiendo que el concepto «artes visuales» tiene su origen en las artes aplicadas de la Bauhaus. Al reticular la estructura académica de esta escuela, el diseño aparece como parte fundamental del proceso artístico; al fusionar lo utilitario a lo estético definitivamente las artes plásticas quedan limitadas a «clásicas». Y tomando en cuenta la fuerza del discurso que proponían en un segundo momento la fotografía y el cine, debían ser incluidas dentro de sus filas. Ni que decir de las actuales tendencias en las artes plásticas, a saber, la instalación, el video, el performance, etc., así como el diseño, que a la postre de la Bauhaus se categoriza en diversas disciplinas independientes, una de ellas: el diseño gráfico.

El primer problema estético en el diseño, es la belleza como categoría estética única y universal. Pensar que la diferencia entre arte y diseño es que uno busca la belleza subjetiva y otro la belleza utilitaria, es limitar las posibilidades comunicativas de ambas disciplinas, se busque o no un mensaje inequívoco. El artista fue liberado precisamente por la fotografía de la función de representar la realidad miméticamente. Ese evento dilató las potencialidades de las categorías estéticas, que hoy rebasan por mucho la que hasta entonces era la única: la belleza.

No es posible hablar de una estética utilitaria y al pensar en categorías entendemos que no existe una estética subjetiva, si bien el diseño gráfico cumple una función dentro de la estructura sociocultural, es un hecho que no lo limita estéticamente para llegar a cumplir con la funcionalidad. Cualquier producto diseñado será siempre estético y útil. Que concuerde o no con alguna categoría estética y que cumpla su función de una manera eficaz es otro asunto.

Al diseño le es inherente la estética, y en concreto al diseño gráfico, porque se entiende como la imagen creada, y por ende, la misma estética dentro del diseño cumple una función, que es hacer clara la intencionalidad del diseñador o artista, cualquiera que ésta sea. La estética a través del estilo define las intenciones comunicativas —no verbales— de un creador visual. Si bien la funcionalidad suele asociarse al grado de eficacia que una imagen tiene para comunicar o transmitir un mensaje, dicha eficacia será subordinada siempre al estilo, que a su vez se subordinan a la estética, que a su vez se subordina a la intención del creador. Y bien, de esta forma atisbamos una aproximación a lo que una totalidad gráfica es.

Para definir dicha aproximación y comprobar la importancia de la estética en cualquier tipo de diseño, hay que comprender que una declaración visual es sólo decir algo a través de una imagen y una totalidad gráfica es aquella declaración visual no solo susceptible al consumo visual, sino imposible de dejar de serlo, porque la totalidad es una imagen diseñada para ser observada, valorada y enjuiciada desde una perspectiva estética.

La estética se aborda desde categorías definidas y estudiadas por más de un filósofo del arte, entre ellos Kant, Nietzsche, Shopenhauer, Ortega y Gasset, Juan Acha y Arthur Danto, este último en su libro «La transfiguración del lugar común»1 señala las diferencias entre las «meras cosas» y las obras de arte. Si el diseño no es arte, si el arte no es diseño, entonces, ¿qué diferencia existe entre lo diseñado y las meras cosas? Danto lo explica perfectamente: las meras cosas no son objetos o imágenes a las cuales se les pueda aplicar un juicio estético y una valoración crítica.

Para concluir, me gustaría proponer y proponerme un ejercicio reflexivo que devenga del cuestionamiento que se le hace a las meras cosas y a las cosas que dejan de serlo al convertirse en referentes de algo contextualizado mediante alguna categoría estética (lo bello y lo feo, lo grotesco y lo sublime, lo cómico y lo trágico, etc.):

  • ¿qué se ve?, ¿qué se observa?, ¿qué se reflexiona?, ¿qué se contextualiza y qué se recontextualiza? El arte se puede ver, el diseño se puede ver, un animal se puede ver, un poste, un automóvil se pueden ver, una pintura, un cartel, una silla, una naranja y un color plano sobre un muro, todo eso se puede ver; ¿cuáles de esos objetos son diseño?, ¿cuáles son categorizables desde una perspectiva estética?, ¿cuáles son artísticos? ¿cuáles son producto de una visualidad y cuáles son apenas visibles?

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  1. DANTO, Arthur C., «La transfiguración del lugar común», Editorial Paidós, 2002, Argentina.
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