Enseñar con TIC después del COVID-19
La pandemia que nos sacó de la comodidad a muchos profesores. Nos puso frente a una nueva realidad irreversible respecto a las Tecnologías de la Información y la Comunicación.
AutorClaudia Mena Seguidores: 24
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«El docente no es un mero transmisor de conocimiento, sino un interlocutor entre la información y el conocimiento, un facilitador y acompañante en la educación presencial o semipresencial en sus diferentes
acepciones: virtual o a distancia».
¿Qué nos ha traído la pandemia a los docentes? Tal como lo menciona García Aretio (2019)2 una disrupción en el proceso de enseñar, caos para ambos actores: profesores y estudiantes, quiénes, por mayoría, no elegimos «ofertar ni consumir el producto y el servicio en la sana distancia». Además de aumentar a nuestro léxico frases como «modalidades asíncronas y síncronas», «subir archivos a la nube», nos encontrarnos con paradojas como: «reunirnos distanciadamente en el espacio virtual», elegir entre los diferentes servicios de plataformas la «más empática» para hacer videollamadas para «dar y subir las clases»; y en otros casos obligados a hacer uso de ellas de manera simultánea: GSUITE, TEAMS, recibir obligadamente cuentas institucionales sumadas a las cuentas personales, buscar materiales MP4, MP3, PDF, mediatecas, repositorios; y entre las distintas y variadas actividades de búsqueda, aprendizaje, capacitación, sumamos el estrés, la desesperación porque no alcanzan las horas para revisar, retroalimentar, enviar, recibir, extraviarnos en «el espacio virtual», confundirnos, medio comer, medio dormir y medio vivir; percibimos que Covid-19 nos trajo el estrés e incertidumbre suficientes tanto a docentes como discentes, que nos ha fortalecido para apoyarnos, comprendernos, solidarizarnos a fin de afrontar el nuevo reto que nos «robó» nuestro confort, obligándonos a establecer nuevos paradigmas en nuestros procesos de enseñanza-aprendizaje, y, como dirían en los grupos de autoayuda: tomarlo con calma, mantener la mente abierta y receptiva sin desechar lo que no se conoce.
Los docentes que pertenecemos a las generaciones baby boomers y X,3 también conocidos como migrantes digitales, nos queda claro que en la etapa de estudiantes, nuestros profesores estaban investidos de un halo de superioridad, conocimiento, que les daba una cierta omnipotencia y sapiencia por ser absolutos conocedores de su disciplina y dominar el saber técnico-pedagógico. Nuestra formación fue completamente presencial, síncrona; aprendimos a dar clases replicando modelos en saberes pedagógicos, transmitiendo, revisando, corrigiendo, pues en nuestra etapa formativa la relación maestro-alumno tenía que ejecutarse en el mismo lugar, espacio y tiempo, para recibir y dar la información con especial énfasis en el saber académico-disciplinar. Sin embargo, García Aretio (2013) en su video De dónde venimos y hacia donde vamos4 ilustra claramente como se potencia el aprendizaje a través de la incorporación de dispositivos multimedia y tecnologías; cómo la relación discente-docente se fortalece, siempre y cuando se trabaje de forma colaborativa entre instituciones que proporcionen los servicios, herramientas y la capacitación a los maestros. Iniciarte (2006) explica que el profesor no pierde autoridad al incorporar la web 2.0, temor que se tenía al comenzar a incluir las nuevas tecnologías, por el contrario, con ello el maestro incrementa sus competencias pues se convierte en líder, estratega, táctico, gestor, se le abre la oportunidad de ser un docente global de proyectos transnacionales con trabajo disciplinar gracias a la informática.
Los maestros formados por la educación tradicional-síncrona nos enfrentamos a espacios de aprendizaje virtuales, colectivos, que permiten ser inclusivos y no exclusivos, donde se promueve el trabajo colaborativo y de apoyo; no solo entre docentes sino incluso entre los mismos estudiantes, pues todos, prácticamente interactuamos las 24 horas del día, los 365 días del año, gracias a medios asíncronos como la nube, el correo electrónico, el blog, tecnologías que permite a ambos actores acceder, retroalimentar, cuestionar, comentar, en el momento que más se acomode a la rutina diaria de cada uno: esto es la cultura digital. Hoy debemos no solo ser creativos, mediadores de estrategias, generadores de ambientes de aprendizaje; sino resilientes. Los nuevos espacios nos permiten acceder a más materiales en menos tiempo, los docentes somos responsables de formar estudiantes críticos, analíticos, gestores de su tiempo y de la información que consultan y producen. En tiempos de incertidumbre y de rupturas debemos ser capaces de generar empatía desde la distancia. El siglo pasado se privilegiaron el saber académico-disciplinar, el saber técnico-pedagógico (componente central de la profesión docente), el saber crítico-social y comunitario y el saber personal-reflexivo (Villaroel y Pritchard, 2010). Hoy, luego de la pandemia, es necesario e indispensable no solamente hacer uso de las TIC e incorporar el saber digital a las competencias docentes, sino emplearlas para acortar distancias, fomentar el diálogo y la solidaridad digital.
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Traducir al inglés Traducir al italiano Traducir al portugués- RUIZ MÉNDEZ María del Rocio, Aguirre Aguilar Genaro, Quehacer docente, TIC y educación virtual o a distancia, Apertura, Revista de Innovación Educativa, Vol. 5 Núm 2. (2013).
- García Aretio L. Educación a distancia: ¿Disrupción? Y calidad, video, 2019.
- Baby boomers, son los nacidos entre 1945 y 1964, la generación X entre 1965 y 1984. Díaz-Sarmiento Claudia, López Lambraño Mariangela, Roncallo-Lanfont Laura, Entendiendo las generaciones: una revisión del concepto, clasificación y características distintivas de los baby boomerrs, X y millenials, Revista Clío América, Vol. 11, No. 22, julio-diciembre 2017, 188-204.
- García Aretio L. De dónde venimos y hacia dónde vamos en Educación a distancia, Video, 2013.
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