Educación en tiempos de pandemia
El salto abrupto hacia la docencia digital.
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No es una metáfora, estamos todos confrontando la misma situación. La pandemia, como señala su definición, encuentra a cada rincón del planeta expectante y con sombra de miedo. Gota a gota, cada región, país, ciudad, pueblo y persona profundizan la dimensión de esta crisis en sus conciencias. Y como en una secuencia de slow motion,1 cada uno empieza a reaccionar a ritmos propios y posibles, aunque la demanda es: ¡ya!
Los sistemas de educación dejaron a un costado los debates. No es posible seguir defendiendo los espacios de confort o los de innovación. Hay o no posibilidad de circulación, transferencia, colaboración, comunicación; no hay modalidades: hay educación (o no).
En escasos días, profesores, directivos, gestores han dejado convicciones personales para hacer uso de los recursos que provee la digitalidad. Los de su institución, los gratuitos disponibles en la Web, los que alguna vez (o nunca) utilizaron.
La educación a distancia no es un invento actual, su historia tiene más de 150 años (para quien le interese cerciorarse del dato). Desde la correspondencia a la telemática, contribuir a la construcción de conocimiento al mayor segmento posible de personas ha sido un objetivo. Acortar distancias, solucionar la imposibilidad de traslado frente a trabajo, discapacidades o enfermedad.
La realidad es que me he encontrado con estas segmentaciones en las masivas charlas realizadas en teleconferencias estas semanas: profesores formados en educación a distancia, profesores que utilizan las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) a nivel de usuario medio, y profesores que apenas usan procesadores de texto y envían correos electrónicos. El denominador común es que hoy no hay resistencia, hoy todos estamos de acuerdo en que tenemos que activar los procesos de educación-comunicación.
Una cantidad ingente de publicaciones inundan la Red, nos llegan, tal como el virus, por todos los canales posibles. Es tanta información que a muchos colegas, finalmente, los inmoviliza: «¿Cómo armar una clase virtual?», «Pasos para una clase en línea exitosa», «Las mejores TIC para educación a distancia», «Los 10 consejos básicos para ser un buen docente on-line»… y la lista sigue.
Noticia: no vamos a transformarnos en expertos en docencia en línea mágicamente, de un minuto para el otro. Incorporar TIC no nos convierte en expertos para la docencia digital.
Repito, incorporar TIC no nos convierte en expertos para la docencia digital.
La educación a distancia es más que una modalidad (odio utilizar el término «modalidad»). La educación a distancia tiene su propia especificidad, su propio contexto, sus propias prácticas, didácticas y perspectivas teóricas. Perspectivas en continuo estudio y desarrollo; sí, como todo: aprendizaje situado en contexto social media, aprendizaje transformativo, navegacionismo, microlearning,2 peeragogy,3 conectivismo, etc.
Ahora bien, ¿qué hacemos? Tenemos el ciclo lectivo iniciado, los estudiantes recluidos en sus casas y mucho tiempo disponible. Porque, claro, #NoEstamosDeVacaciones, #YoMeQuedoEnCasa.
Cómo empezar a implementar la docencia digital
Punto uno: serenarnos.
Punto dos: poner en funcionamiento nuestra capacidad de análisis y hacer una reflexión metacognitiva que conteste estas preguntas:
- ¿Cómo afrontaremos la contingencia y propiciar espacios de comunicación con nuestros estudiantes?
- ¿De qué competencias digitales disponemos?
- ¿Cuáles son los recursos TIC que conocemos y de los que podemos disponer a corto plazo?
Estas mismas preguntas, ampliadas al conjunto de colegas de nuestro equipo, si esa fuera la circunstancia, serían:
- ¿Qué competencias digitales puede aportar cada miembro del equipo docente?
- ¿Qué recursos TIC podemos habilitar a corto plazo con el aporte colaborativo de cada uno de ellos?
Ahora, agreguemos algún tipo de receta más a este mar de información. Contestemos esos cuestionamientos con toda objetividad y tracemos un plan para nuestra materia. Precisamente, un plan de contingencia.
Si detectamos una baja alfabetidad digital en nuestro equipo, podremos trabajar con herramientas sencillas (grupos cerrados en redes sociales, blogs, almacenamiento en la nube). Si por el contrario, nuestro equipo se ha ido formando en los últimos años en EaD (educación a distancia), podremos agregar una estrategia PLE (Personal Learning Environment)4 en una extensión transmedia altamente creativa.
Pero ¿qué tiene que incluir básicamente nuestro plan de contingencia? Lo esencial. Después de ese análisis minucioso de nuestra propia realidad productiva, debemos comunicar claramente a los estudiantes lo siguiente:
- Espacios de interacción: cuáles serán las interfaces de comunicación que aportaremos (blogs, plataformas digitales de aprendizaje, grupos cerrados de redes sociales) en las que se dispondrán los materiales, consignas, lecturas, bibliografía, foros, etc.
- Estructura definida: de qué manera proponemos generar la dinámica de trabajo. Por ejemplo: ¿haremos sesiones síncronas por videoconferencia?, ¿facilitaremos foros de consulta?, ¿cada semana habrá materiales didácticos para visualizar, leer o completar?, etc.
- Cronograma: fechas de publicación y finalización de cada unidad didáctica; esto organizará y permitirá a cada participante distribuir sus propios tiempos.
Entonces, listaremos sobre papel nuestras posibilidades de este momento y empezaremos por ahí. Luego, lo comunicaremos de manera ordenada y sencilla a los estudiantes. En educación a distancia sería: diseñar la «guía didáctica» de nuestro curso, agregando además los espacios de circulación e interacción.
Podemos pensar en el enunciado de Mario Kaplún: «Su proceso de aprendizaje [del estudiante] se ve favorecido e incrementado por la realización de productos comunicables y efectivamente comunicados».
Por último, abramos los canales posibles que tenemos hoy. Eso sí, en este tiempo, sería fructífero valorar la potencialidad que propone el agregado de TIC a la educación y profundizar nuestras competencias para incorporar recursos digitales poco a poco. Y, cuando salgamos de esta coyuntura –porque saldremos–, no abandonemos la docencia digital, intentemos integrarla a nuestras prácticas como complemento, como aula extendida, como nos resulte más conveniente. Del papiro al libro impreso, y…
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Traducir al inglés Traducir al italiano Traducir al portugués- N. del E. Slow motion significa «cámara lenta» en inglés.
- N. del E. Mircolearning significa «microaprendizaje» en inglés.
- N. del E. Peeragogy es un concepto en inglés referido al aprendizaje entre iguales (peers). Existe una guía online Peeragogy, impulsada por Howard Rheingold, que ofrece pautas para auto-organizar comunidades de aprendizaje.
- N. del E. Personal Learning Environment significa «Entorno de aprendizaje personal» en inglés.
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