Ecodiseño: El boom de las bolsas reutilizables

Como diseñadores conscientes del desgaste medioambiental, nos preguntamos qué podemos hacer para contribuir desde nuestra profesión, a mejorar el planeta. Utilizar papel reciclado, tintas al agua, formatos estándar, etc., es lo que, generalmente, pensamos que puede contribuir, pero hay algo más: nuestros diseños. Si nos encargan un folleto, dejar un lugar para poner qué hacer con él una vez que no nos es útil, informar a nuestro público cómo debe contribuir con sus acciones al reciclaje de envases, carteles, y tantos elementos que creamos, y que acaban en la basura.

Tampoco es necesario esperar el encargo de un cliente para pensar en iniciativas que ayuden e inciten a preservar el medio ambiente. La bolsa es un reclamo publicitario que no debemos menospreciar. Si el diseño de la bolsa la hace atractiva, la gente la reutiliza mostrando la marca una y otra vez. Partiendo de este principio, y considerando la cantidad de bolsas de plástico que degradan nuestro entorno, están llegando a nuestros comercios las bolsas reutilizables. Y en este terreno, los diseñadores tenemos mucho que decir.

Este fenómeno se está produciendo a nivel mundial. Encontramos bolsas reutilizables en Argentina, Chile, España, Inglaterra, Estados Unidos, etc. y todas ellas con diseños sugerentes y comprometidos. Con el uso de este tipo de bolsas podríamos empezar a cumplir los cuatro principios fundamentales que exponen McDonought y Braungart: Reducir, Reutilizar, Reciclar y Regular¹. Disminuiríamos el consumo de bolsas de plástico y reutilizaríamos las que están fabricadas con un material más duradero como la rafia o la tela. Sólo nos quedaría reciclar las bolsas de plástico llevándolas al contenedor de reciclaje destinado a ello (en España el de color amarillo).

Las bolsas de plástico tardan alrededor de 400 años en descomponerse y sólo reciclamos el 10%. Los españoles utilizamos unas 238 bolsas al año, situándonos en el tercer puesto en cuanto a consumo de bolsas en Europa. Estas razones están motivando en algunos países la prohibición de dar bolsas de plástico en los comercios, y en ciudades como Barcelona (España)² ya es obligado cobrar por ellas para evitar un consumo desmesurado y sin control. Los chinos utilizan 3.000 millones de bolsas al día. Sólo con la utilización de las bolsas reutilizables podríamos ahorrar 18.000 bolsas de plástico a lo largo de nuestra vida. Los nuevos materiales con los que se realizan las bolsas reutilizables son muy variados, y todos ellos no dañinos para el entorno. El bioplástico es uno de los más utilizados, aunque también encontramos materiales como el plástico reutilizable, la rafia, el TNT, o el almidón de patata.

Muchos países están tomando medidas en este asunto. En España, el Ministerio de Medio Ambiente planea introducir el Plan Integrado de Residuos 2008/2015, pretendiendo que para el año 2015 el 70% de las bolsas sean biodegradables. Además, prevé la retirada de las bolsas de un solo uso de los comercios. Para ello se barajan las siguientes medidas: cobrar por la bolsa, ofrecer bolsas reutilizables, biodegradables o compostables. En Buenos Aires (Argentina)³ ya existe una ley que exige a los comercios el cambio de sus bolsas de plástico por otras biodegradables. También en Francia, Italia o Canadá se están llevando a cabo este tipo de iniciativas. En Suecia, Alemania o Irlanda han optado por cobrar por las bolsas de plástico y en China o en algunos estados de EE.UU. como San Francisco, directamente la han prohibido.

Está claro que los días de la bolsa de plástico común están contados, y en este sentido el diseñador gráfico puede jugar un papel relevante. Los nuevos modelos de bolsas y de materiales van a inundar las calles con diseños imaginativos, frases sugestivas, colores llamativos, etc. La misión no será fácil: convencer al comprador a cambiar la comodidad de coger una bolsa y luego tirarla, a tener que llevar siempre la bolsa consigo.

Carrefour en España, ha realizado ya el segundo concurso de diseño de bolsas reutilizables, al igual que la empresa americana Kroger⁴, lo que nos da una muestra de lo que el diseño gráfico puede hacer en materia de sostenibilidad. No se trata sólo de elegir el material adecuado, también la gráfica puede convencer, informar, e instar al usuario a tener una actitud adecuada con el medio ambiente. En este sentido, como diseñadores gráficos podemos hacer mucho dejando un hueco en nuestros diseños para concienciar a los usuarios.

En el terreno de las bolsas reutilizables podríamos encontrar un fenómeno similar al que aconteció con las camisetas, que utilizadas como prenda de vestir a principios de los años 40 del siglo XX, empezaron a llevarse para expresar ideas en los 70. En la actualidad, dice Alex Iturbe en su blog:

«Todo el mundo usa camisetas con slogans divertidos, imágenes sugerentes, textos provocativos, dibujos obscenos, contenidos reivindicativos o diseños elegantes, vanguardistas y cool».

Las bolsas, independientemente de su diseño, muestran la marca de la empresa o tienda en la que se realiza una compra, pero la bolsa reutilizable, al tratarse de un elemento con cierta perdurabilidad y que se lleva de modo muy visible, también está comenzando a convertirse en otra forma de comunicación y/o expresión.

Si analizamos los diseños que están surgiendo, podremos encontrar iniciativas tan atractivas y prácticas como las que propone la empresa Flip & Tumble. Se pliega en forma de bola, por lo que cabe en cualquier sitio, y sus diseños son coloridos y muy gráficos⁵.

Siguiendo con las bolsas de tela, una de las bolsas más famosas es la llamada «I’m not a plastic bag» creada por Anya Hindmarch, de tela con letras en tonos marrones, y que está convirtiéndose en la bolsa de las famosas.

También el Cirque du Soleil tiene unos diseños atractivos de bolsas reutilizables. Fabricadas con rafia, un material bastante resistente, sus diseños son adaptaciones de sus espectáculos. Acróbatas, bailarinas, saltos, etc. ilustran las bolsas que no pasan desapercibidas por su contraste, composición y uso del color.

En Argentina, Pía Númer ideó una bolsa cuyo diseño ha tenido un gran éxito. La propia diseñadora dice en el diario FMLacueva.com:

«Tiene que haber un cambio de conciencia en la gente, la idea del producto es que hay que llevarla en la cartera o en los bolsillos y usarla cada vez que se pueda… Cuando parás en una farmacia a comprar algo, o en el videoclub, por ejemplo, lo importante es evitar cada bolsita que dan en los lugares donde se transita durante el día. [...] Por eso desarrollé un sistema compactable que permite que la bolsa quede reducida al tamaño de la palma de una mano».

Los comercios, ayuntamientos, instituciones, etc. también se están sumando a esta causa y proponen diferentes bolsas, la mayoría de rafia o tela, para que nos olvidemos de la tradicional bolsa de plástico.

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