Diseño, artesanía e identidad cultural
Con la globalización nos llegan posibilidades de desarrollar propuestas para las actividades de diseño y artesanía muy interesantes, o réplicas sin sentido de valor para el turismo.
En 2013 desarrollé un proyecto de investigación acerca de la revalorización de los pueblos mediante el vinculo específico del diseño gráfico con la identidad cultural y de los propios artesanos con su historia local. La investigación se enfocó en la zona norte, específicamente en Mórrope, que se podría describir como un pintoresco pueblo del departamento de Lambayeque, donde se desarrollaron varias culturas pre-incaicas como la cultura Moche, la cultura Lambayeque y la cultura Chimú, respectivamente; que han dejado una herencia grande y duradera en el tiempo para la comunicación visual y cultural.
Hay una relación directa entre artesanía, diseño y actividades de comercialización, en la que todo fluye de manera correcta y propicia en todo el proceso de compr-venta. Tanto el artesano en sus diversas actividades —la textilería, la cerámica, el tallado o la confección de artículos personalizados—, como los compradores usuales y potenciales —los turistas—, requieren necesariamente de un vinculo más fuerte y convincente que los obligue a quedar atrapados en una historia originada de la investigación y aproximación cultural, con la necesidad de ofrecer comunicación visual, que necesariamente deben proponerse de manera responsable cuando hablamos, por ejemplo, de marcas para los productos y los servicios que surgen en este contexto.
El artículo de Irene Maldini, El papel del diseño y la artesanía en el proceso de globalización, confirma algunas de las posiciones que asumen solo algunos, comprometidos con esta realidad; y es que la perspectiva con que se aplique le da valor a esto que denominamos desarrollo del arte y diseño a nivel global.
Un pueblo o una ciudad mueve su economía de manera responsable si busca la generación del turismo a través de insertar su historia, sus costumbres y folklore a la realidad que desee conseguir, en base a objetivos claros y, sobre todo, al compromiso que todos sus habitantes asuman para lograrlo.
El espacio socio cultural propone para los diseñadores y artesanos, vínculos con el conocimiento integrado. El desafío de las comunidades es prepararse, sabiendo que la artesanía no alcanza para movilizar la industria turística, sino que la propuesta del destino debe conformarse en forma integral junto con la gastronomía, la hotelería y otras actividades, sobre la base de una identidad cultural presente en toda la oferta.
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