Arquitectura de alta velocidad
En la arquitectura efímera que significa el diseño de stands, uno de los retos principales es el mínimo tiempo con el que contamos.
AutorPatricia Bosch Estrada Seguidores: 15
EdiciónGreta Sánchez Seguidores: 76
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El diseño de stands para exposiciones incluye la variable tiempo, en una dimensión que en general conspira con el trabajo. El brief de requerimiento llega al estudio con escasa antelación a la exposición en sí misma. Asumimos los riesgos que eso implica.
Diseñar contra reloj se convierte en un desafío o maratón que comienza con la interpretación de lo requerido por el cliente, ya que cada participación es particularmente especial. ¿Qué comunicamos?, ¿qué exhibimos?, ¿qué presupuesto de inversión tenemos? son las primeras preguntas, pero enseguida surge la siguiente: ¿cuándo es la exposición?, es decir, qué tiempo nos separa del montaje. Mucho depende de las respuestas a estas preguntas pero sobretodo de la última respuesta para poder diseñar a medida. Casi todas las variables son modificables, menos una: el tiempo. La exposición nos está esperando.
Como estamos entrenados, decidimos correr la maratón. Fluyen ideas y recursos, a menor tiempo, más recursos ¿no? y a menor tiempo, ¿más dinero? ¡no! Eso casi nunca sucede. Y, a menor tiempo, ¿qué materiales? algunos nos ayudan porque son de montaje rápido y sólidos, y sobretodo pueden ser originales. En esta área de la arquitectura el uso de materiales no convencionales es totalmente bienvenido.
Procuramos la originalidad entre otros objetivos del diseño, porque la misión es comunicar. Y nada mejor que un material original para llamar la atención en una exposición, donde vamos a buscar las novedades del mercado.
Repasamos los objetivos del brief, para que el resultado sea el que espera el cliente o incluso dé respuesta superior a lo solicitado.
Los pasos del proyecto de arquitectura de stands, son exactamente los mismos que los de una obra de arquitectura tradicional, que perdurará en el tiempo. Interpretamos el programa de necesidades y realizamos bocetos de las ideas preliminares. Croquis, ideas, pruebas en papel, nuevas pruebas, otras ideas. Una vez que tenemos un croquis avanzado, comenzamos el anteproyecto digital. Los programas digitales nos ayudan a visualizar mejor la idea, aplicar colores haciendo pruebas en poco tiempo y variando las opciones del proyecto. Estas formalidades y procesos nos anuncian si estamos en el camino correcto o deberíamos volver al papel y lápiz y rearmar el boceto-croquis.
Las empresas que participan en las exposiciones requieren presencia diferenciada y una comunicación especial en cada una, ya que el público destino es diferente cada vez. Como también lo es la exposición de productos de la marca. Esa información es vital durante el proceso de diseño.
Es importante incorporar los productos en su posición de exhibición desde el croquis, ya que en algunos casos, estarán accesibles y en otros no. Consideramos los soportes de exhibición de los productos, las vitrinas, las plataformas, mobiliarios especiales, entre otros objetos que la imaginación propone y el cliente dispone.
Una vez logrado el anteproyecto, armamos la presentación al cliente, donde debe estar todo incluido. En este aspecto, nuestro objetivo es evitar cuestiones adicionales no previstas. La presentación debe ser convincente y completa, con imágenes, memoria técnica descriptiva y presupuesto. Una vez aprobado, en nosotros queda la responsabilidad de ejecutar y cumplir el plan de acción.
Cuando se trata de un concurso, el tiempo que el cliente destina a evaluar los proyectos presentados, también debemos considerarlo porque en esta la etapa pueden surgir cambios. Inclusive, para mayor complejidad, a veces ese tiempo demora más que el tiempo destinado a la ejecución del montaje. Debemos recordar que una vez que se inicia, empieza también la cuenta regresiva a la fecha de inicio de la exposición.
Al ganar el concurso viene la etapa del proyecto definitivo, la documentación técnica, las contrataciones de los diversos rubros, porque el montaje puede durar entre 24 horas y hasta 15 días en algunos casos, dependiendo de la exposición y predio. Sin embargo, la media de tiempos de montaje en general está ubicada entre las 24 horas y los 4 días.
La planificación es una herramienta básica en el proceso y también lo es considerar todos los detalles en la misma. Cuando contamos con experiencia, tenemos la seguridad de conocer los límites. Siempre podremos reducir inconvenientes o demoras, en los ítems conocidos, pero no debemos considerarnos autosuficientes y es mejor tomar en cuenta posibles imprevistos. Considerar como imprevistos a factores que no dependen de nosotros, como el estado del tiempo –en caso de ser un evento al aire libre– o bien la dinámica de secuencias entre rubros, que aunque esté planificada, –sabiendo que debe ser un engranaje aceitado–, también se puede llegar a trabar. Todas las variables contempladas deberían incluir mínimos espacios intersticiales de tiempo de reserva entre las tareas, para prever cualquier inconveniente.
Paradójico ¿no? cuando el tiempo es la variable más escasa y estamos contra reloj, estoy sugiriendo reservar espacios de tiempo por los imprevistos. Pero sí. Es la consideración que parece imposible pero debemos incluirla en nuestro cronograma. Y es más importante cuando estamos en la etapa de armado –que son tiempos netos– cuidar que los plazos y enlaces de rubros se cumplan, estando atentos a cualquier demora o inconveniente. De eso depende nuestro éxito.
Llegado el día de la inauguración, la exposición abre. Tan simple como eso. Y nosotros debemos estar con antelación, listos. El último día es del cliente. Llegará con sus productos, folletos y promotoras y necesita tener el stand listo, completo, para instalarse. Ese día podemos hacer últimas pruebas o retoques de terminación, previo a la inauguración, y entregar las llaves. Luego empieza la vida de la obra. Su uso y funcionamiento, dependen de nuestro expertise en materiales de alto tránsito, o laminados de gráficas al alcance de la mano del público. En otros casos, con mantenimiento de exhibiciones de larga duración, se realizarán revisiones de guardia pasiva o activa según corresponda.
Algo para considerar es que este tipo de diseños y construcciones son simplemente expresivas, en varios sentidos. Para el cliente representa mucho en poco tiempo: su imagen de empresa, comunicación de marca y presencia están definidas en ese tiempo de exhibición. Y en el caso de los diseñadores, arquitectos y constructores, son obras a las cuales «sobrevivimos», cuando en la mayoría de los casos de la arquitectura tradicional, no es así.
En stands, las obras no viven un tiempo extenso. Somos nosotros mismos quienes desarmamos la obra. Desaparece en menos tiempo de lo que la armamos. Solo nos puede quedar la foto documental.
Vale decir que la adrenalina es muchas veces lo que nos mueve. La ausencia de rutina es una constante y sinceramente es un nicho de la arquitectura publicitaria que propone desafíos constantes, innovaciones de todo tipo, imaginación al limite y muchos gratos momentos de metodología aplicada y constancia, pero en muchos otros casos, se despliega la magia.
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