Graffiti peruano: historia, estilos, crews y futuro del arte urbano
El graffiti en Perú es más que pintura: es memoria, identidad y resistencia. Un recorrido por su historia, estilos y crews, desde sus inicios hasta su impacto global.

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El graffiti más allá de la «pinta»
En el Perú, el término «graffiti» se ha utilizado de manera amplia para referirse a diversas expresiones que van desde murales políticos y barristas hasta decoraciones en establecimientos. Sin embargo, el graffiti abarca mucho más que estas definiciones superficiales. Integrado en la cultura urbana —y originado dentro del movimiento hip hop—, este arte visual se ha establecido como un medio comunicativo con sus propias reglas, códigos y una comunidad comprometida.
Los writers o «escritores» no solo crean por placer o estética; buscan reconocimiento y visibilidad, además de dejar su marca en los espacios públicos. A partir de esta idea surgieron códigos éticos destinados a preservar las obras ajenas y respetar la identidad de cada grupo artístico. Estas pautas han facilitado la evolución del graffiti desde una práctica marginal hacia una forma legítima de expresión cultural.
Breve historia del graffiti peruano
El fenómeno del graffiti hizo su debut en Perú durante los años 80, principalmente reflejando mensajes políticos y sociales. En los años 90, artistas como TRANS y BROE introdujeron influencias provenientes tanto de Estados Unidos como de Europa, inspirando así a nuevas generaciones jóvenes limeñas.

Este recorrido histórico ilustra cómo el graffiti evolucionó hacia una cultura independiente capaz no solo de realizar «bombings», sino también convertirse en un movimiento artístico que fusiona identidad, estética y resistencia social.

Estilos que cuentan historias
La variedad estilística dentro del grafismo peruano es extensa. Desde tags ilegales cuyo objetivo es saturar el entorno urbano con nombres propios hasta producciones legales adornando muros institucionales:



Crews: comunidad y resistencia
Los «crews» son fundamentales dentro del mundo del graffiti; funcionan más bien como familias donde se comparten técnicas artísticas e ideologías afines entre amigos cercanos. Destacan notablemente algunos grupos peruanos:
- DMJC: tras casi tres décadas activos, representan un colectivo nacional representativo llevando consigo nuestro estilo gráfico allende las fronteras internacionales.
- Fumakaka: pioneros al romper esquemas estéticos tradicionales mientras experimentan con materiales, mezclándolos innovadoramente entre escultura e instalaciones artísticas.
- DA2C: reconocidos por enfocarse especialmente en diseño organizacional, participando activamente en festivales globalizados.
- OSK Crew: combinan elementos modernos y abstractos, dando vida creativa singular a cada obra muralista.
Estos colectivos demuestran claramente que lo realizado mediante aerosol va mucho más allá de simple pintura mural; constituye un espacio de aprendizaje, innovación y resistencia cultural valiosa, contemporánea y actualizada.
El estilo peruano
Así como en otros países que tienen su propia manera de hacer graffiti, Perú también ha creado un estilo distintivo. Artistas reconocidos como DEM, Pésimo, Entes, Daoe, Kars, Naf Neat, entre otros, han llevado nuestra visión gráfica a nuevos niveles al integrar simbolismos locales con influencias internacionales y sus experiencias personales. Esto les permite contextualizar sus creaciones de manera significativa.
Este llamado «estilo peruano» integra aspectos estéticos y socioeconómicos que reflejan la diversidad de la realidad cotidiana del país, marcada por contrastes y contradicciones. Las luchas y esperanzas acumuladas dan forma al presente y al futuro deseado, creando un vínculo fraternal que une a la sociedad en su constante transformación y en la búsqueda continua de un sentido de pertenencia colectiva compartido.
La expansión de la movida
Aunque Lima fue el punto de partida para el desarrollo predominante del graffiti, su difusión se extendió fuertemente hacia provincias como Trujillo, donde la crew LSD y DFK marcaron períodos de oro en creatividad. La competencia se convirtió en una enriquecedora rivalidad motivacional, fomentando exhibiciones técnicas que superaban lo original. Actualmente, eventos como concursos y festivales evidencian la eliminación de obstáculos y un crecimiento cultural prometedor. Se ha establecido una instalación progresiva que ahora muestra una consolidación significativa con un impacto mundial, gracias a la participación en festivales internacionales y la colaboración con marcas en proyectos que han alcanzado un efecto globalizado e impactante.

Reflexión final: graffiti, cultura y futuro
El graffiti en Perú trasciende la simple aplicación de aerosol sobre superficies. Representa memoria, identidad y una forma de protesta. Sirve como un recordatorio de que la ciudad no es únicamente un dominio de quienes la administran o planifican, sino también un espacio para aquellos que viven en ella y desean manifestar su expresión.
En la actualidad, debemos cuestionarnos: ¿estamos preparados para aceptar y apreciar el graffiti como un componente esencial de nuestra cultura urbana?
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