Distancia, colectivo de ilustración en tiempos del COVID-19
El distanciamiento obligado por la pandemia ha inspirado un diálogo visual, inesperadamente global.
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«Aquel distanciamiento obligado por la amenaza del COVID-19, nos ha permitido dialogar con nosotros mismos sobre la futilidad de nuestra existencia, sobre nuestro planeta y sobre nuestro entorno y naturaleza».
Así empieza la presentación de la publicación virtual y colaborativa Distancia, ilustración en época de cuarentena, publicación elaborada de manera colectiva por la comunidad de ilustradores peruanos. Entre todos los contenidos que me han llegado en torno al tema del COVID-19, este es el único que, desde mi punto de vista, ha alcanzado un nivel poético. Muchas de estas ilustraciones plasman de manera directa lo que yo misma he sentido, profundamente, los primeros días de este confinamiento social.
Desde el principio, el COVID-19 nunca me ha angustiado o asustado demasiado (siempre con la debida precaución y certezas). Mi angustia surgió de mis pensamientos atrapados, en una casa, en un espacio comprimido donde no podía ayudar, aparte de escucharlos. Sin salida. Un ruido tan ensordecedor como angustiante, y luego, fuera de este espacio, la naturaleza que toma posesión del mundo, de los espacios que han sido robados con el tiempo. Y el pensamiento de la naturaleza era una cuna para mí, un opio, la única forma de calmar mi mente y mi alma y, por lo tanto, el COVID también es una oportunidad para florecer.
Muy bella. Logra mantener juntos el sentido de la constricción profunda que estamos viviendo, con la idea de nuestra infinita pequeñez respecto al mundo.
Envié la publicación Distancia a 30 amigos italianos, preguntándoles si ellos también se sentían identificados con alguna de estas ilustraciones. Solo uno de ellos me respondió que sus sentimientos no habían encontrado resonancia en ninguna de las obras; sin embargo 29 han hecho suya al menos una de las ilustraciones, confirmando que no me equivoqué al pensar que cada uno de mis amigos se apropiaría en sentimiento a alguna de las imágenes.
Distancia lleva consigo el mensaje de una generación que ha vivido otras épocas difíciles, como el terrorismo, la crisis económica, la inestabilidad política, desastres naturales como el fenómeno del Niño y terremotos, etc. Y sin embargo el COVID-19 muy probablemente se convierta en la principal crisis que recordaremos en nuestras vidas, algo que se analizará, discutirá y estudiará tanto como las guerras mundiales. Estamos inmersos dentro a una pandemia cuya evolución es transmitida en tiempo real y, de ese modo, adquiere la semblanza de un organismo vivo.
¿Estamos conscientes de la trascendencia histórica de lo que estamos viviendo? De alguna manera si, pero solo en un enfoque íntimo y personal, el mismo que ha cubierto toda nuestra atención dejando todas las demás preocupaciones de lado. Nos hemos encontrado obligados a vivir con nosotros mismos y, exhaustos del entorno sobre poblado, este episodio nos lleva a la introspección.
Esta es mi preferida. En vez de miedo y muertos, prefiero ver lo que esta cuarentena ha hecho florecer en mí. Además ella está desvestida, vulnerable como nos hemos sentido todos, desnudados de nuestra rutina.
También me encuentro a mi misma en esta ilustración: crear un universo en la propia casa.
No debe parecernos extraño, entonces, que no hayan sido tema de ninguna de estas ilustraciones elementos como el miedo a la delincuencia, la inexplicable restricción de las salidas por género, el temor a la escasez de alimentos, la certeza de que las camas en los hospitales y sobretodo en en las salas de cuidados intensivos eran insuficientes, sin esperanzas de una vacuna, sin mascarillas y con una nueva crisis económica en ciernes.
Por este motivo Distancia refleja los sentimientos del ser humano en su estado embrional, en espera de retomar la libertad, con matices críticos y autocríticos. Los participantes de esta publicación colectiva tuvieron máxima libertad creativa y el objetivo primordial era mostrar a través de la imágenes el sentimiento cotidiano de una comunidad frente a este confinamiento obligado a partir de lo heterogéneo, diverso y comunitario. La honestidad expresiva, alejada del sensacionalismo, permite una lectura limpia y humana.
Esta es la que mejor me representa; son ya dos meses que estoy encerrado en una casa parecida a esta, sin balcones ni ventanas. Es una buhardilla, para mirar a afuera subo a una escalerita para asomarme desde una claraboya.
Tiene el color de mis primeros días de confinamiento, en los que sentía que estaba a veces en un submarino y otras en un barco. Imaginaba a mi familia en un arca de Noé, gracias a la cual podríamos sobrevivir solo si resistíamos la tentación de tocar tierra. Aislados pero libres para mirar el horizonte y conversar y jugar. Me avergüenzo a veces por la frialdad de ver esta Arca, navegando junto a otras como si representara una selección natural y con la presunción de que dependerá de cada uno el poder desembarcar y empezar de nuevo.
Los invito a ver Distancia, déjense acompañar por este proyecto.
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