Diálogo Nº 22188
Diálogo iniciado en el artículo Mi yo racional
¡Ay!, confieso que no soy fan de Massimo Mínimo Vignelli. Es más, qué lástima que negaste tu pasión por crear algo despampanante y maravilloso, y cambiaste la magia por las retículas.
Yo no. Me pasó justo al revés. Dejé de una vez por todas las retículas racionalistas, las reglas castrantes del modernismo, la idolatría de la Bauhaus y la objetividad a ultranza. Regresé a lo barroco y a lo orgánico, a lo misterioso y a lo mágico. Reconocí que diseñamos para personas, no para robots, y que la ambigüedad, la seducción y la complejidad también son parte de la comunicación y de la vida.