Innovación en salud, una salida profesional para diseñadores

El sector salud no es sólo una salida de futuro para titulados sanitarios: también es una alternativa profesional prometedora para titulados de otros ámbitos, como los diseñadores que aspiren a aplicar sus conocimientos para cambiar la vida de millones de pacientes. Los futuros diseñadores en salud no aprenden en las aulas, sino en los quirófanos y las salas de urgencias.

La Universidad de Stanford creó en 2001 el primer programa de biodiseño, una metodología en la que los alumnos participan en la vida cotidiana de hospitales para detectar in situ necesidades clínicas no satisfechas como base para diseñar nuevos productos o servicios que luego desarrollan a lo largo del programa. Barcelona acoge uno de los cuatro únicos programas de biodiseño impartidos en Europa, inspirados en la Universidad de Stanford: Design Health Barcelona (d·HEALTH Barcelona). Los alumnos —entre ellos diseñadores— aprenden a innovar mientras identifican ideas de negocio en hospitales «top» de la ciudad, como Sant Joan de Déu, el Hospital Clínic o el Institut Guttmann.

Marc Benet estudió Ingeniería Técnica en Diseño Industrial en Elisava. El año pasado participó en la primera promoción de d·HEALTH Barcelona: como alumno del programa, Benet pasó dos intensos meses de inmersión en el Instituto Guttmann, donde la mayoría de pacientes circula en silla de ruedas. «Los pacientes nos explicaban que se habían acostumbrado a no poder caminar pero, en cambio, no poder controlar sus esfínteres reducía su calidad de vida: esto cambió mi punto de vista sobre las necesidades que teníamos que resolver», explica. Al terminar el programa, Marc fundó junto con su equipo su propia empresa, usMIMA, que ha cerrado su primera ronda de capital semilla y lanzará este año un dispositivo —similar a un cinturón—, que imita el masaje de colon para paliar el estreñimiento crónico de pacientes de lesión medular y esclerosis múltiple. La empresa ganó la última edición del premio BioEmprendedorXXI, referencia en el ámbito de creación de empresas de ciencias de la vida.

La diseñadora alemana Hanna Martus aspiraba a explorar aplicaciones reales del diseño para problemas de impacto social. «Para alumnos como yo, sin formación sanitaria previa, la inmersión clínica es sin duda la parte más excitante de d·HEALTH Barcelona: poder aprender literalmente desde la primera fila de una sala de operaciones», explica. Martus, estudiante de la segunda edición del programa, trabaja junto a otras tres compañeras en un proyecto contra la incontinencia fecal en el Hospital Clínic.

Los programas de biodiseño se basan en el training-by-doing: formarse trabajando. Los alumnos experimentan un ciclo completo de innovación, desde la identificación de la necesidad en los hospitales hasta el diseño de una solución viable y la búsqueda de financiación. Durante el proceso adquieren conocimientos en medicina y en desarrollo de negocio y habilidades en áreas como el design thinking o el liderazgo creativo, a través de clases y talleres impartidos por más de 60 expertos internacionales procedentes de la propia Stanford, Kaos Pilot —centro formativo danés de referencia internacional por su metodología disruptiva— o el MIT, entre otros. Los alumnos de d·HEALTH Barcelona se reparten en equipos pluridisciplinares integrados por cuatro personas con formación en medicina, ingeniería, empresa y diseño.

D·HEALTH Barcelona está buscando titulados en ingeniería y diseño para la próxima edición.

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