Entrevista a Natalia Notthoff

Natalia Notthoff es una diseñadora industrial dedicada a la sustentabilidad, fundadora y directora de Not Off, un estudio de diseño de productos y servicios sustentables, especializado en diseño y producción de lámparas, a partir de descartes industriales (principalmente filtros de camiones y transportes colectivos). Not Off funciona en el Centro Metropolitano de Diseño de Buenos Aires, luego de resultar ganador del concurso IncuBA, un programa de incubación de proyectos basados en diseño, creatividad e innovación. Natalia ofició como disertante en el primer encuentro de la Red de Diseñadores con Conciencia Social y aprovechamos para entrevistarla.

¿Podrías contarnos tu historia y tus inicios en el diseño sustentable?

Hace algunos años trabajaba en relación de dependencia en una empresa dedicada a la automatización de maquinarias. Me divertía ver los procesos y las máquinas, pero siempre me gustó el trabajo independiente. Fue así que, en paralelo, comencé a armar mi propio proyecto. Trabajaba con lo que tenía, con lo que disponía en ese momento. Habiendo creatividad y deseo de por medio, ¡todo se puede!

Lo que menos teníamos era capital, pero seguimos la estrategia de darnos a conocer, y empezamos a exponer. Nuestra primer muestra fue en el taller de un amigo: nos animamos y arrancamos. Y luego seguimos presentándonos en concursos, exposiciones, difundiendo nuestro trabajo en las redes sociales como Facebook, hoy una herramienta muy importante.

De a poco el proyecto empezó a crecer. Cuando comencé me llamaba la atención ir por la calle y ver que había cosas que la gente tiraba. Me parecía una lástima desaprovechar los procesos tecnológicos y el material. Un día me encontré un filtro de aire, sin tener idea hasta ese momento de qué era. El filtro tiene una malla metálica punzonada que me llamó la atención, y vi en él potencial para poder transformarlo. Lo llevé y nació la primer lámpara de Not Off. Hoy contamos con una línea de iluminación de pie, de escritorio, de techo, de pared y exterior. Tenemos convenios con diferentes líneas de colectivos de la ciudad de Buenos Aires, que nos proveen de los descartes que nosotros luego reutilizamos.

Fuimos creciendo e innovando en diferentes materiales, siempre con el foco en la sustentabilidad. Lo que para muchos es basura, para nosotros es materia prima.

¿Qué fue lo más difícil del camino?

Siempre hay obstáculos y situaciones inesperadas. Eso es lo que lo hace más interesante. Lo más fuerte tiene que ver con lo económico, que es lo más difícil cuando empezás. Pero no he encontrado un obstáculo lo suficientemente grande que me haga dudar y pensar en abandonar Not Off. Amo lo que hago y ese es el motor para seguir con el proyecto. No hay que idealizar, pero hay que «creérsela», no desde la soberbia, sino confiando en lo que uno hace.

¿Hacen todo ustedes o trabajan asociados?

Encontramos la forma de asociamos en proyectos específicos, nos resulta muy interesante porque nos permite trabajar con varios proyectos a la vez. La verticalidad, que todo pase por uno, no es lo ideal. Se pierde mucha energía, para cada proyecto podemos encontrar a la persona indicada.

¿Cómo se procede con los registros de propiedad intelectual?

El Instituto Nacional de la Propiedad Intelectual (INPI) es donde podemos recurrir para registrar nuestros productos. Se presentan fotografías, especificaciones y documentos que protegen el diseño del producto. También es muy importante registrar la marca.

¿Qué es lo que más disfrutás de tu trabajo en el diseño sustentable?

Experimentar en el taller sintiendo el material, encontrarme con la sorpresa. Se arman algunos planos y bocetos pero la esencia y el espíritu del proyecto, en mi caso, surge directamente en el taller. Cuando encuentro algún descarte en la calle no sé en que se convertirá, sólo veo que tiene potencial para poder explotarlo y convertirlo en algo útil. Me fijo en sus propiedades como la resistencia, la durabilidad, las posibilidades de transformación, entre otras cosas.

¿Tienen líneas de diseño o sus productos son versátiles?

Nuestros productos se pueden usar en una oficina, en cualquier parte del hogar, donde quieras.

¿Cómo definirías a la sustentabilidad y al diseño sustentable?

Se pueden hacer productos solo para vender, solo pensando en fines económicos, o podemos pensarlos asumiendo nuestra responsabilidad como diseñadores. Un diseñador que trabaja con una mirada en la sustentabilidad le da valor agregado al producto. Seguro que no dará a luz productos de moda, de los que uno luego se aburre fácilmente. El diseño sustentable se compromete a aprovechar el material, a reutilizar energía, a pensar en la cadena productiva y en el «después» del nuevo producto. También tenemos la posibilidad de generar conciencia social. Los productos sustentables comunican un mensaje hacia el cuidado del medio ambiente y a pensar una nueva forma de consumo, más responsable. Podemos detenernos un segundo antes de comprar algo y preguntarnos: ¿realmente lo necesito?, ¿cómo está hecho?, ¿después de usarlo que pasará con él?

¿Cuál es tu conclusión respecto al cambio que se está generando en la sociedad y en el diseño?

Se está empezando a tomar conciencia de que debemos hacer un cambio, el panorama es alentador. Hace 10 años nadie hablaba de sustentabilidad y hoy mucha gente entiende e implementa acciones positivas hacia el cuidado del medio ambiente, trabajo justo, cadena de valor. Es un camino lento, pero lo importante es empezar.

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