Diseño industrial: accesibilidad, inclusión y evolución
El diseño industrial ha evolucionado de ser un campo exclusivo para especialistas a una herramienta accesible para todos, centrada en la usabilidad, la ergonomía y la experiencia del usuario.
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En un escrito de hace más de quince años, reflexionaba sobre el diseño industrial en sus inicios. Retomando esas ideas y actualizándolas, analizo la realidad del diseñador industrial hoy.
El reconocimiento del diseño industrial como profesión ha evolucionado a lo largo de la historia. Sin embargo, la percepción social varía desde considerarlo una «cosa» para dibujantes hasta una ocupación profesional interdisciplinaria que integra estudios complejos y articulados.
Existen debates sobre el campo de acción del diseño industrial, especialmente en su definición y relación con otras disciplinas. La definición de Tomás Maldonado (1961), aceptada por el ICSID (International Council of Societies of Industrial Design), establece que «el diseño industrial tiene la función de proyectar la forma de los productos industriales, que “significa coordinar, integrar y articular todos aquellos factores que, de un modo u otro, participan en el proceso constitutivo de la forma del producto”».
Esta definición considera factores como el uso, la fruición, el consumo (individual y social), así como aspectos funcionales, simbólicos, culturales, técnico-económicos, técnico-constructivos, técnico-sistémicos, técnico-productivos y técnico-distributivos.1
Esta definición ha perdurado en el tiempo. Medardo Chiapponi (1999) afirma que «tiene algunas características que le confieren una elevada probabilidad de conservar todavía por mucho tiempo la validez de sus propias líneas fundamentales. Además, que tiene el mérito de ser flexible y, por lo tanto, adaptable en el tiempo y en los contextos aplicativos».2
La función principal del diseño industrial es dar forma a los productos, integrando múltiples factores interactuantes para lograr una comunión coherente entre la forma y los factores que la permiten.
Coincidiendo con la flexibilidad de la definición de Maldonado, esta sigue vigente, adaptándose a las corrientes actuales. Muchos diseñadores se centran en la investigación, otros en la integración de conceptos y estéticas (bocetos), y otros en la producción y promoción. La clave reside en la ponderación de cada factor que interviene en el proceso de diseño.
En esencia, el diseño industrial ha evolucionado de ser exclusivo para especialistas a una herramienta accesible y beneficiosa para todos. Se centra en la creación de productos que satisfacen necesidades tanto funcionales como estéticas, abandonando el elitismo para ser una práctica inclusiva.
En el pasado, el diseño industrial estaba reservado a quienes poseían conocimientos técnicos. Hoy, los diseñadores consideran factores más allá de la funcionalidad y la estética, adoptando un enfoque centrado en el usuario: necesidades, deseos y capacidades. La usabilidad, la ergonomía y la experiencia del usuario son claves. Los productos se diseñan para ser intuitivos, fáciles de usar y adaptados a las habilidades de los usuarios.
Un buen ejemplo de esto es la popularización de los dispositivos móviles. Antes, eran voluminosos y complejos. Hoy, gracias al diseño industrial, son elegantes, compactos y funcionales para usuarios de todas las edades y niveles de experiencia tecnológica. La interfaz simple, el diseño intuitivo y la accesibilidad de las aplicaciones lo hacen posible.
La diversidad y la inclusión son cruciales. Se consideran las necesidades de diferentes grupos, como personas con discapacidad o adultos mayores. Los avances en prótesis, por ejemplo, mejoran la calidad de vida. El diseño industrial impacta en la inclusión social y la igualdad de oportunidades.
En conclusión, el diseño industrial es una disciplina accesible para todos, con aplicaciones en todos los sectores y orientada a las necesidades de los usuarios. Mejora la calidad de vida a través de productos más funcionales, estéticos, innovadores e inclusivos.
- T. Maldonado, 1991, p. 12. Para un análisis comparado de diversas definiciones del diseño industrial, véase G. Bonsiepe, 1993, pp. 20-25.
- M. Chiapponi, 1999, p. 16. Cultura social del producto. Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ediciones Infinito.
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