Buen diseño para todo el mundo

Muchos creen que el buen diseño sólo tiene lugar en las ciudades grandes (de alrededor de un millón de personas o más). Se suele pensar que cuanto mayor sea el público al que se apunta, mejor debe ser el diseño gráfico de un comercio, industria o empresa de servicios. Pero esto no es cierto, el diseño debe tener la mejor calidad posible en cualquier parte y sea cual sea la cantidad de personas a las que apunte.

Mi ciudad es pequeña: cuenta con alrededor de setenta mil habitantes y es una ciudad donde predomina el comercio por encima de la industria, casi a la par de la agricultura. Hay desde comercios pequeños que se dedican a los alimentos (tortas, hamburguesas, tacos, frituras, etc.), comercios medianos (alimentos, servicios profesionales, distribuidores, vestido, calzado, etc.), y comercios grandes (alimentos, transformación, medicina, agricultura, industria, etc.). Todos estos comercios tienen la necesidad de mostrar un rostro al público, tienen la necesidad de producir mensajes; en definitiva, tienen necesidades variadas de diseño gráfico. Sin embargo no todos los comercios lo consumen. ¿Por qué sucede esto en las ciudades pequeñas? Algunas causas pueden ser:

1. Precios altos. Por un lado, existe la fantasía de que el diseño es más caro de lo que realmente es. Por el otro, muchos diseñadores ofertan a precios elevados considerando que solo unos pocos clientes de dinero lo consumen, dejando de lado los clientes con menores ingresos.

2. Desconocimiento. Los clientes no conocen diseñadores y vagamente saben qué es diseño gráfico, para que sirve, o que beneficios podría brindarles. Algunos incluso piensan que el mercadologo es el diseñador. Se ignora pues lo que se necesita y lo que se tienen al alcance.

3. Oferta de servicios deficiente. La oferta está limitada a unos cuantos diseñadores que, aunque tengan talento y experiencia, no ofrecen un servicio integral, no cobran lo justo y en ciertas situaciones ofrecen pésimos servicios, que llevan a los clientes a pensar que todos los diseñadores ofertan servicios similares en cuanto a precios, calidad y rapidez.

4. Estancamiento en una zona de confort. Muchos comerciantes creen que mientras se produzcan las ventas no necesitarán de diseño. Pero llega un momento en el que se estancan y las ventas declinan. Obviamente el diseño es un factor determinante.

La percepción de calidad de un producto o servicio está íntimamente relacionada con su apariencia visual. Si el diseño gráfico es malo, copiado o antiguo, esa será la imagen que el público tendrá del producto o servicio. Por ejemplo, un día en mi ciudad se abrió un café llamado «Starbezz» que emulaba las cafeterías «Starbucks». Hasta hicieron una mala copia del  logo, en un intento de crear una semejanza para posicionarse en forma homóloga ante el consumidor. Obtuvieron las peores criticas durante bastante tiempo, y finalmente el emprendimiento fracasó y el café tuvo que cerrar sus puertas. El mal manejo del naming y el diseño gráfico arrojó un efecto contrario al buscado: bajo posicionamiento. Ejemplos como este se ven por toda la ciudad, todo el tiempo.

Los profesionales del diseño gráfico —en cualquier parte del mundo, sea en ciudades grandes o pequeñas— debemos lograr que nuestros clientes tengar real conciencia en relación a lo qué puede aportarles nuestro trabajo. Necesitamos que no perciban al diseño como gasto sino como inversión.

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