Adrian Folco

Creo que es una demanda exigente para una Universidad atiborrar de conocimientos al estudiante. Primero, lo primero: aprender a diseñar. Muchas academias hacia el final de la carrera soslayan con materias electivas la perspectiva empresaria del diseñador. Pero es eso: un soslayar. Está en nosotros como profesionales graduados enriquecer la versatilidad con diversas capacitaciones de complemento. Además es importante marcar que hoy en día ya existe proliferación de posgrados en «gestión de diseño», «negocios de diseño», «design managment», entre otros.

Esa es la clave de la gestión estratégica: dominar la interdisciplina, como exigencia de un nuevo panorama vertiginoso y globalizado. Además de proponer valores y sentidos, y anticipar necesidades y tendencias. Además de la tarea cotidiana, debe existir una veta investigadora permanente.

Veamos otras disciplinas. Un cardiólogo, p/ejem., también enfrenta distintos pacientes. Puede realizar un electrocardiograma de rutina, hasta asistir en una operación a corazón abierto. Y esas intervenciones tienen sus costos, considerando el desgaste psíquico-físico que implica. Pero sin duda, sabrá contemplar excepciones si concurre un campesino sin obra social ni buena condición económica. No hay fórmulas exactas, sí de respaldo. Como no hay métodos de diseño únicos. Ni «cara de cliente», ni «costo por hora», ni «medición de gastos de infraestructura». Todo: una evaluación integral y seria.

La innovación siempre es bienvenida, en cualquier ámbito. Nunca está de más. Sin innovación no existe la evolución. Lo importante es tener conciencia de que se ha agotado el recurso anterior.

Creo que la diferencia es clara, basta recurrir a la RAE. El plagio es algo que copia en lo SUSTANCIAL obras ajenas dándolas como propias.

El parecerse, tomar una corriente, inspirarse, tomar de modelo, no es plagio, siempre y cuando no tome lo sustancial de la fuente de inspiración, y en todo caso no aclare cual fué la fuente de inspiración. Eso SUSTANCIAL es detectable por cualquier ojo entrenado.

Pienso en la existencia de un «auto-fagocitar» del diseño si no avanza también en cuestiones que no le sean «académicamente inherentes». El nuevo contexto de acción nos «obliga» a revitalizar nuestro rol, en especial a nivel comunitario y medioambiental.

Insisto, el diseñador es el mismo, pero con mirada distinta. El agua de la jarra es la misma, pero con un «colorante» diferente. Lo «llano» no es desprecio: un camión, cuando va por la «llanura» solo se enfrenta a la linealidead. Eso está perfecto, pues es el camino que le ha tocado o a elegido. Si ha otro automóvil le toca ir por la zona borrascosa contempla otros aspectos: maniobras bruscas, terrenos rocosos, giros inesperados. Pero ambos siguen siendo excelentes «conductores». Finalmente, no hablamos de argumentar mejor, hablamos de contemplar màs, para evitar menos sorpresas.

Ya que citás la «cancha», el director de la carrera, Arq. Reinaldo Leiro, resume este cambio de escenario en un coctel de nanotecnología, conceptualización del diseño etnográfico y el diseño sustentable, globalización, discapacidad y crisis demográfica, avances en biotecnología, preocupación por nuevas emergencias (en especial sociales). Todas las ramas del diseño actúan sobre un nuevo escenario reconfigurado. Adaptarse o ver pasar el tren.