El diseño, ¿es una necesidad o un lujo?

Este debate es sobre la relevancia del diseño en nuestro tiempo. Si bien todo lo que nos rodea —bien o mal hecho, profesional o artesanal— implica diseño, ¿qué tan indispensable es la profesión del diseño? El ser humano es inherentemente creativo; con o sin estudios, siempre evoluciona, generando nuevas formas, tendencias y expresiones que impulsan el avance. Si esto es así, ¿el diseño profesional es realmente indispensable para vivir?

Considero que no. Hemos vivido, viviremos y moriremos sin utilizar muchos objetos de «buen diseño». Por ejemplo, un Ferrari o un Porsche son inalcanzables para la mayoría de las personas. Muchas mujeres morirán sin calzar unos zapatos de Manolo Blahnik, y muchos no podemos acceder a los últimos modelos de celulares Samsung o iPhone. Aun así, seguimos viviendo, creando y soñando. La ausencia de estos objetos de diseño no detiene la vida.

Desde esta perspectiva, el diseño se vuelve una disciplina innecesaria para la supervivencia, pero extremadamente útil para mover la economía global. Las grandes empresas utilizan el buen diseño para asegurar que sus productos se vean atractivos, suplan una necesidad y cumplan una función. Esta combinación de forma y función es la base que dejó plasmada la escuela de la Bauhaus en sus estatutos y enseñanzas. El diseño, en esencia, es la buena combinación de ambas.

Recalco a mis alumnos que el diseño, en última instancia, tiene que ver con la «imagen», con el estilo y con los detalles de cómo se ven las cosas. Si bien implica un proceso creativo, investigación y todo lo que se enseña en las escuelas de diseño, ¿cuál es su fin práctico? Vender.

En conclusión, sí se puede vivir sin diseño, porque el ser humano es un creador nato y las funciones básicas se cumplen sin la intervención del diseño profesional. No afirmo que el diseño no sea necesario, pero la ropa de alta costura, por ejemplo, es inalcanzable para la mayoría. Yo puedo satisfacer mi necesidad de transporte con un vehículo Hyundai del año 94, mientras que un Aston Martin es un lujo inalcanzable, a pesar de su buen diseño. Retomo aquí la frase que escuché en un reportaje sobre la fabricación de Maserati, un vehículo de diseño envidiable: «El Maserati no es el auto que necesitas, es el que deseas».

¿Se puede vivir sin diseño? Sí. Esto no implica que no lo necesitemos o que esté en contra de él, sino que mi intención es cuestionar el verdadero fin y la función del diseño en la sociedad contemporánea.