Nicolas Ferro

Ser innovador no es tarea fácil, sobretodo en el mundo moderno en el que vivimos, en el cual parece que todas las ideas ya se llevaron a cabo y todo ya está hecho.

La innovación no solo se trata de agregar ideas insignificantes a cualquier cosa, la innovación se trata de dar un estilo diferente, fresco y funcional, no necesariamente debe ser algo completamente nuevo, ya que, si observamos nuestro entorno, todas las cosas que nos rodean toman inspiración de otras, lo que las hace diferentes es que cada una tiene un giro creativo según su propósito, de eso se trata la innovación y debemos aprender a innovar enfocándonos a un propósito, solo eso nos llevara al resultado deseado.

Un producto de diseño necesita tener un balance optimo entre el aspecto sensible y el aspecto intelectual, necesitamos dar un peso reflexivo e intelectual a nuestro diseño para que no caiga en la categoría de algo vacío y carente de sentido, por otra parte, el aspecto sensible también es fundamental, ya que es lo primero en percibirse, lo que hace a un potencial cliente emitir un juicio superficial que lo llevara a interesarse en dicho producto, para posteriormente conocer su trasfondo y finalmente tener una percepción completa del objeto en cuestión.

Un diseñador al llevar a cabo su profesión, debe saber comunicar a sus clientes todo lo que implica un proceso de diseño, para poder dar un valor optimo a su trabajo.

La sociedad tiende a degradar mucho el trabajo de los diseñadores debido a que no conocen por completo todo lo que hay detrás, es nuestra responsabilidad cambiar este hecho a través de una buena comunicación con los clientes al momento de ser contratados.