Luis Danilo Parra

Es muy probable que un mal docente de diseño haya sido un excelente estudiante, pero para sumir la cátedra es necesario haber superado la etapa de la praxis. En pocas palabras, para ser docente es necesario vivir en primera persona el ejercicio de la profesión.

En el otro extremo están aquellos que siendo buenos profesionales, no disponen de las herramientas pedagógicas propias del oficio docente.

Tampoco es cierto que tener afinidad o gusto por el diseño sea garantía de ser buen profesor. Lo que obliga a reflexionar para que, quienes decidan ejercer este oficio, se preparen como debe ser.

En la mente queda lo bueno y malo, como si las cosas se dieran en los extremos, pero en un mundo blanco y negro hay mas abundancia de grises. Lo que es lo mismo, son los docentes medianos, quienes ganan por mayoría.

Mal docente no es quién mas exige, es quien está de acuerdo totalmente con toda propuesta que le llevan para su análisis, debido a que la perfección absoluta no existe y desde la subjetividad de carreras como el diseño, donde un punto de vista no puede ser maternal ni complaciente, sino crítico pese a que pueda generar frustraciones que con el tiempo forjarán el carácter y oficio.

Siempre ha existido esta sensación de crisis. Las instituciones exigen compromisos de muchas horas para ellas - incluyendo las de clase-totalizando en algunos casos hasta 48 a la semana.

Con esas premisas, te dedicas a enseñar y a vivir de la academia o no lo aceptas y te dedicas a tus negocios.

Hay que generar una cultura del diseño y provocar paradigmas para que este sea considerado una profesión y no un oficio menor que es desdeñado por aquellos que no lo viven, porque no lo sienten,incluso algunos administradores de instituciones universitarias con otras perspectivas más comerciales.

Como se afirma en el comentario anterior... todo se reduce a que esto se volvió negocio. De otro lado la preparación académica tal y como está planteada en Colombia en los docentes,es más válida para lo que las instituciones deben mostrarle al MEN, cuando entren en procesos de acreditación, que en cuestión de experiencia por parte de los docentes. Existe mucha gente que tiene años de experiencia y no son valorados por el hecho de no tener posgrados. Le dan mas validez a un recién egresado con especializaciones o maestrías así no tenga vocación ni trayectoria,que a alguien que domine el oficio.

En pocas instituciones de mi país se privilegia el modelo norteamericano, como es la manera de hacerlo en el primer mundo. En su lugar, para la mayoría, importa más el quehacer académico-administrativo, que desemboca en una aberrante explotación la mayoría de los casos, volviendo al docente a tiempo completo en un verdadero mercenario de la educación, en un todero que domine todos los temas, en lugar del paradigma de profesional que deben seguir los estudiantes como ideal, de hecho algunos caen en la rutina de buscar por fuera mejores ingresos, aunque les signifique más sacrificios de tiempo.

Es a pesar de lo recargado de elementos visuales, una buena idea, ya que proyecta la esencia «africana» por llamarlo de alguna manera. El color es un recurso que bien seleccionado, puede ser relacionado con una cultura, o en este caro un país específico. El dinamismo de las formas que se transmite, es sin dudarlo, lo que hace más llamativo este logo. Se perciben formas muy estilizadas como el continente bien articuladas al concepto principal. Un buen ejercicio gráfico.

En SAN NICOLÁS -centro de Cali- se aprecia de manera aberrante la explotación del ser humano, pagan por un «arte» la irrisoria suma de 5 dólares, lo que obliga al operario de Diseño (usualmente de formación empírica) a realizar al día, al menos 20 trabajos de dudosa calidad para poder medio sobrevivir. En el otro extremo, están las grandes agencias o diseñadores que tasan su trabajo en miles de dólares. A manera de ejemplo, por un solo trabajo, uno de los grandes diseñadores cobró casi 5 millones de dólares por el rediseño de la imagen del Seguro Social hace unos cuantos años.

El salario siempre estará supeditado a la ley de la oferta/demanda, como en toda profesión. El asunto se complica cuando no hay entes reguladores como asociaciones, gremios, sindicatos, ya que de alguna manera este tipo de organizaciones presionan para que por lo menos exista algo de dignidad en cuanto al cobro de honorarios profesionales se trata. Por desgracia en algunas partes se vive como en el lejano Oeste, y es finalmente el contratante quién impone sus reglas, además si se ejerce libremente el oficio, habrán unas temporadas mejores que otras. Pero lo bueno prevalecerá ante todo.