Marcela Prada

El cerebro es un órgano imprescindible para las personas, para los diseñadores es importante para llamar la atención de los clientes por medio de las emociones, sin necesidad de que el producto supla un requisito.

Con el surgimiento del neurodiseño, el cerebro se ve atraído inconscientemente por las imágenes visuales y la publicidad, no solo se trata de la oferta, sino de la elección que realiza el cerebro y de lo que este quiere.

Los diseñadores van más allá de la empatía y buscan convertir lo que quiere el cerebro en algo real.

Este artículo es muy interesante ya que me da a entender que el diseñador tiene muchos enfoques, pero su trabajo se ve dividido en dos factores puntuales.

Lo intelectual : Donde el diseñador tiene que tener unas bases de investigación, para crear productos acorde a las necesidades de las personas.

La sensibilidad: que va más acorde con lo estético, va acompañado de los factores culturales, la funcionalidad, lectura y el éxito de su producto. Para lograr esto se tiene que encontrar una armonía entre lo intelectual y la belleza, para no saturar y lograr un diseño exitoso.

Me entusiasma saber como el taller maya en la península de yucatán quiere preservar su cultura por medio de la colaboración del diseñador Louboutin. Con una marca de bolsos de algodón tejidos a mano que generen un impacto social, no solo basado en lo económico, sino en el valor que tiene cada país con sus orígenes culturales.

Centrándome en el artículo, este es de gran interés para mi ya que nos da a conocer el valor de la cultura maya en cuanto al arte artesanal.

Cada país debería aprender a valorar su cultura y darla a conocer a los demás para tener una amplia conciencia sobre sus orígenes.