Jenaro de Silva Peña

Una buena amiga alemna me platicó que en aquél país se hizo una encuesta de productividad que arrojó un resultado espeluznante: en promedio, el tiempo que un empleado destina diariamente al «chat» y demás estupideces asciende al 80% de su jornada laboral. En un país como Alemania, del cual tenemos un concepto de profesionalismo y eficiencia laboral, estas cifras sí son alarmantes!

Creo que el proceso de trabajo y la manera de abordar el tema es bastante ilustrativa, sin embargo el nuevo logotipo perdió fuerza, ya no habla de una compañía con tal importancia en el concierto mundial de empresas petroleras. Definitivamente me quedo con la versión de 1958 o 1972

Dí clases en Arquitectura y Diseño en una universidad privada en Guadalajara, México. En un grupo de 15 alumnos, 1 o 2 son excelentes, 4 o 5 tienen una regular actitud y por tanto regulares resultados, pero el resto no tiene la menor idea de qué hacer con sus vidas. El profesionista recibe herramientas para afrontar problemas, pero es SU ACTITUD y destreza lo que hace realmente la diferencia.

Efectivamente, la «obsolescencia programada» da trabajo a diseñadores y ellos mismos se hacen diferenciar marcando tendencias, modas, estilos, etc. Es el cuento de nunca acabar y en este ciclo aparentemente absurdo se basa gran parte de la economía mundial: vender lo que el consumidor deberá reponer un poco más tarde. Esto no me parece una catástrofe, la catástrofe es no renovar los recursos que la industria necesitó para producir lo que vendió ayer y no ha estado renovando los recursos con los que va a producir la que va a vender mañana. Cuando reciclar es negocio, habrá equilibrio.

El recurso de excluir la figura humana del resto de la imagen y colocarla en un entorno cuya composición se equilibra con letras, textos, títulos, etc. me parece una idea EXCELENTE! deja sóla la fuerza y contundencia de los movimientos del cuerpo humano en pleno movimiento y el fondo monocromático y neutro me hacen VER y APRECIAR la danza aún cuando son sólo imagenes en papel.

Felicidades por ese trabajo de gráfica que aporta bastante en un ámbito que parece ya muy explorado.

Creo que es mejor que la palabra Audi sea menor, los cuatro aros hablan por sí solos, no hay necesidad de leer nada. En el logotipo anterior parecía que «Audi» gritaba por debajo de los aros, pero ahora ha dejado de gritar porque no hay necesidad.

Mejoró.

No lo es. Efectivamente no hay un concepto. La estilización de los números es tan desafortunada que los hace casi imperceptibles, muy difíciles de captar, con formas agresivas, puntiagudas y en conflicto y contraposición unas con otras. El último «2» está formado por dos piezas separadas porque el «cero» le estorba. Rompió con una tradición de logos que tal vez comenzó con el logo de México 68, magistral.Hasta es molesto a la vista.

Habría que conocer las premisas para el rediseño, y creo que NO es cuestión ni de gustos ni de enfoque. Las líneas curvas y más sencillas que forman las partes del león remite a algo sin presencia. Es difícil imaginar al «rey de las bestias» con carácter simplón. El tratamiento cromado y tridimensional es sólo un remedo. El logo de Audi es así desde hace años. Renault y Citroen también son cromados, pero sus formas m´sa simples hablan de elegancia y sofisticación. El carácter agresivo de la línea de sus automóviles cocnuerda con un león en posición de ataque. Este león no concuerda.