Amós Pérez

Me gustaría resaltar el hecho subyacente del artículo de Mari Carmen respecto al encaje del diseñador en la sociedad, la responsabilidad de su trabajo, es decir , la conciencia que el diseñador y el diseño tienen sobre estas cuestiones. Este matiz me parece interesante a la hora de enfocar la verdadera utilidad del diseño y destronar falsedades, como la de calificar el diseño como ciencia, o como disciplina prescindible o superflua, entre muchas otras.

Antes de la generación de la solución diseñada, el proceso se inicia en la mente de un ser humano consciente y atento a su entorno.

Ya se que no es lo mismo pero me viene a la cabeza el tema de la homeopatía, o lo que es lo mismo, la aspiración de sanación a partir de un ideal. El término "homeopatía", si lo concibiéramos como una "marca blanca" superaría con creces el caso de la marca del caballo rampante.

La verdad es que ser categórico me resulta imposible. Podría pensarse que a mayor conocimiento de nuestro entorno, los puntos de vista se encuentran más fácilmente, pero me temo que es lo contrario.

En tanto a la cita «No dudar de la cultura sino de que uno la posea», maldita la cultura dogmática que nos ha hecho pobres, ignorantes y esclavos.