José Dario Vargas

El afán mercantil de la educación es un grave peligro para la producción de conocimiento académico. El problema esta realmente en que en nuestros modelos educativos (y más aún en las artes y el diseño) no se articule ese conocimiento con la praxis, por lo que se necesita nutrir la universidad con maestros y doctores, mejorando las perspectivas de desarrollo de una profesión que va más alla de cubrir una necesidad tecnica, porque busquen sobre programas y encontraran un monton (Adobe), pero de producción teórica y analisis tenemos poco, eso afirmado en una sociedad sin educación artistica.

Puede ser que el nivel de algoritmia de la realidad, que tanto en la simulación como en los avances en inteligencia artificial e computación cuantica estan dando cuenta de eso, probablemente no solo consigan «predeterminar» elementos estéticos y composiciones, sino además presentarnos nuevas e innovadoras formas, como de cierta manera ya ocurre con el impacto de las interfaces y la tecnologia en la percepción de realidad.

Al abordar un área del conocimiento, sea cual fuera, es indispensable y se hace obligatorio acudir a otras disciplinas para poder abordar un análisis. Es imposible no abordar la semiótica ya que trabajamos con imagen, la teoria del color, ya que es indispensable usarlo como parte de nuestro trabajo, la comunicación, ya que esa es la finalidad del diseño, lo sociológico, ya que estamos trabajando con agentes sociales, la filosofía para una continua reflexión de nuestro que hacer. No podemos proponer una lectura unilateral del diseño, ya que ninguna disciplina la tiene, antes se debe incrementar

Un buen diseño se destaca por contener en su apariencia estética sea evidente o tácita una gran suma de elementos, la metodología, el proceso, el contexto y la coherencia visual y comunicativa.

El diseñador gráfico requiere (tal vez más que otras profesiones) de un necesario acerbo cultural general, para enfrentarse a cualquier dilema comunicativo, que en algunas ocasiones se deja de lado la calidad por el hecho de dejar contento al cliente, olvidando el punto medio que desde hace generaciones arts and crafts postuló en uno de sus principios en donde el cliente, el diseñador y el público estén a gusto con la producción gráfica y visual de su cultura.