Andre Aguilar

Estimado Ricardo Alonso:

Hace uno o dos años leí un libro que se basa en una serie de entrevistas, sin concluir, que se realizaron al Arq. Ricardo Legorreta Vilchis. En esa publicación Legorreta menciona a Matías Goeritz. Noto que éste no forma parte de las referencias del artículo aquí publicado. Valdría la pena que pudiera incorporarla como parte de esta labor historiográfica que ha planteado. Lo felicito por seleccionar a un personaje clave del imaginario de la mexicanidad en la arquitectura.

Me gustaría saber el contexto de este artículo. Imaginando, parece que hay un hecho que antecede al tema. Por un lado pudo haber ocurrido algo desagradable en un ámbito educativo, por el otro, en uno profesional. Si es educativo (formativo?) pues si que debe haber un tiempo de espera para el desarrollo de las futuras generaciones de diseñadores. Si es a nivel profesional, por desgracia el sistema capitalista es muy cruel, sino eres de lo mejor no hay quien te solicite o compre un servicio.

Y, es muy difícil que uno mismo pueda calificarse como bueno, o no.

La felicidad no tiene profesión.