William Cosme

Le apasionan tantas cosas que le es difícil tener favoritas: cree que la curiosidad es el alimento de la creatividad. Lleva la mayor parte de su vida diseñando, pues su primera web la creó siendo un impúber de 14 años.

Para entender sus gustos, afinidades e intereses podría perfectamente hacerse un workshop sobre el tema, pero esencialmente le intriga el cerebro y su funcionamiento  cree que entenderlo es clave para desenredar y mejorar todos los aspectos de nuestra vida, incluyendo la creatividad.

Su obsesión con el cerebro ha traspasado las fronteras humanas, y en la búsqueda de una conexión más profunda con su compañero de vida perruno, se ha interesado también en estudiar su comportamiento, al punto de que se cree el encantador de perros criollo.

Es diseñador desprofesionalizado, curioso y con la convicción de que el diseño puede cambiar el mundo.Entró al diseño sin querer queriendo, y diciendo que sí a trabajos que no sabía ni que existían antes de que se los propusieran.

Es co-fundador de Sinestésika,un estudio de diseño que cumple 10 años,enfocado en la exploración de los sentidos a través del slow design, y de tallerista: el espacio donde ha canalizado su rebeldía y frustración con la academia tradicional desde hace 5 años.