Maite Valiente Matilla

Entre la ballena panza para arriba del nuevo billete de $200, la nueva marca país con la tipografía rounded de connotación infantil y ahora esto que me recuerda a las monedas de 1 y 5 centavos de Austral de la época de Alfonsín, ya no puedo aportar al debate más que consternación.

Ayer justamente hablábamos sobre esta nueva marca país con mis alumnos. Ellos mencionaban sobre el parecido con la marca del portal Mashable.

Recuerdo que para la marca país anterior se creó la tipografía Argentina, también recuerdo la anterior marca del Canal Encuentro con la tipografía del grandísimo maestro Rubén Fontana... Ahora veo esto y la verdad me causa tristeza, pero es coherente, ya que se enmarca en un modelo que se caracteriza por la falta de contenido. Me sorprende leer comentarios de profesionales que aún creen que la política está disociada de las demás actividades de la vida, como la construcción de una marca, o como la redacción de una nota. La política es transversal a todo, y la decisión tipográfica rounded de esta pobre marca es un perfecto reflejo.

Totalmente de acuerdo con Luciano Cassisi, considero que nos vimos obligados a diseñar una variable simplificada de la marca por la necesidad de adaptabilidad a los perfiles de las empresas en las redes sociales. Es real que muchos optan por la deconstrucción de la marca y la utilización del pictograma, diagrama o monograma que la conforma. El desafío es mayor cuando tenemos logotipos o fonogramas, terminamos optando por el apócope o las siglas. En los tiempos que corren me parece productivo la inclusión de esta variable de marca en el manual normativo.