María Abreu Pérez

Como resultado de los conocimientos adquiridos en el Máster MIDIST (ULL) se expone una reflexión acerca de la innovación en el sector turístico.

La concepción de dicho término varía según la perspectiva de cómo se estudie y de su relación con otros ámbitos. La relación entre diseño y turismo es muy valiosa para ambos ya que sus actividades son capaces de retroalimentarse proporcionando en especial al sector turístico grandes ventajas competitivas dentro del mercado. Un simple diseño puede llegar a marcar la diferencia si se aplican las diversas metodologías de diseño las cuales permiten obtener soluciones creativas óptimas. La innovación destaca y es demandada por ello. Según Alfonso Ruíz Rallo, profesor de la asignatura Gestión del diseño: «A lo largo del siglo XX hemos aprendido que el éxito económico de un producto no se debe por un alto grado de sofisticación tecnológica. La innovación no tecnológica puede ser altamente rentable». Con ello deja entrever que no es necesario realizar innovaciones tecnológicas para que un producto sea competitivo en el mercado, la innovación no tecnológica acompañada de las metodologías de diseño pueden generar grandes éxitos como el que supuso la apuesta de las impresoras a chorro de tinta Epson. Otro ejemplo de ello aplicado a proyectos de escaso presupuesto económico cuya finalidad es mejorar el hábitat de las personas es el llamado urbanismo táctico. No obstante, la aplicación de innovación con tecnologías también trae consigo grandes ventajas competitivas, diversos municipios de la isla de Tenerife lo están poniendo en práctica acogiéndose a la etiqueta de Smart City, un modelo de ciudad que abarca valores de accesibilidad, sostenibilidad y alta tecnología.

En definitiva y coincidiendo con las palabras de Norberto Chaves, la noción de innovación está implícita en la idea de diseño ya que este implica necesariamente cierto grado de innovación. De lo contrario resultaría superfluo, bastaría reproducir el producto tal cual es.