Pablo Diego García

Muy buen artículo. Aquello de ver al cliente como un enemigo creo que más bien eso casi genético que tenemos los diseñadores de disfrutar más el trabajo frente a la compu, con un café, priorizando así la producción y descuidando la generación de dicho trabajo que sólo se consigue con un mejor contacto con el cliente, lo cual sostendrá, como bien decís, en negocio a mediano y largo plazo.

Muy interesante la nota. Sentí que trabajo en una disciplina de mayor jerarquía, más relevante, y de mayor impacto cultural.

Humildemente, te sugiero el uso de un lenguaje más llano y simple para que podamos acceder más fácilmente a tus conceptos. Como en el diseño, lo simple tiene la fuerza de hacer más digerible el mensaje y darle así, mayor alcance en un público tan amplio.

Creo que no debería ser una discusión en el terreno de lo legal ni de lo ético, más bien un dilema de mercado en el que los clientes que prioricen el precio obtendrán su resultado fast food y eso no debería de afectar a aquellos diseñadores que sueñan con entregar calidad, quienes deberán dirigir la atención a aquellos clientes dispuestos a pagar por ella. Siempre existirá oferta-demanda de bajo costo y oferta-demanda de calidad. Convivamos con esta dualidad, propia de cualquier mercado, y hagamos lo mejor por cuidar el posicionamiento de nuestra disciplina y hacerla valer en cada trabajo.