Josep Palau Payerol

Magnífico tu artículo, Fernando, como siempre.

Coincido en todo y me refuerza una complicada creencia que compartimos –creo– la mayoría de los emprendedores y empresarios, ya sea de esta industria o de muchas otras: es el carácter y la perseverancia la que permite resistir estos inexplicables embates de la (mala) suerte. No son muy distintos de los que nos llegan por (buena) suerte, simplemente que estos últimos tendemos a creer con más facilidad que nos los merecemos o que son consecuencia de nuestro buen hacer.

Una vez más Norberto Chaves le da en el clavo. No puedo más que estar de acuerdo con lo volcado en el texto. En Ideograma nos esmeramos –mucho, todo lo que podemos– por resolver los proyectos de marca corporativa desde la estrategia, nunca desde los "focus groups" (que hemos rebautizado inequívocamente como "fuck-us groups").

Eso sí, los testeamos desde lo técnico para garantizar una deseable permanencia en el tiempo y la ausencia de claros problemas de reproducción y expresión.

Me encantan estas dos frases: "el testeo es el cuerpo del delito: la manifestación de una insolvencia profesional"; y "las estrategias no se testean".

Te echaremos de menos, querido Juan Carlos. Un abrazo hasta donde quiera que estés... diseñando.

Muy esclarecedor tu artículo, Fernando, como siempre.

Sin preter retroceder 50 años, añado aquí un ingrediente adicional que -por lo menos en el caso de Ideograma- ea crucial: la especialización. Es decir, ante la pregunta ¿tienes un problema? viene una respuesta del tipo: tengo una respuesta específica o una perspectiva particular que promete una solución a tu problema, puesto que hay múltiples firmas de resolver una ecuación con el cliente.

El comentario de Anabella me da pie a comentar un aspecto que solemos olvidar con excesiva frecuencia. Es una parte de la expresión gráfica de la marca la que debe modificarse o adaptarse para los nuevos retos, pero nunca debiera suceder al revés: que la marca o logotipo "oficial" sea limitado desde su concepción para que "faxee" bien o para que reduzca bien en una URL. Toda reducción, del tipo que sea, acaba limitando las capacidades expresivas, de ahí que sólo reconozcamos las marcas más conocidas o irónicas de nuestros tiempos. Digamos que sólo hay que verlo como una expresión más de la marca, y el espectador ya lo tiene descontado cuando la ve reproducida en esos entornos.

Buenas reflexiones, Anabella. Me sumo a la opinión de Álvaro. Por lo general, las identidades o marcas permanecen mucho más tiempo que los manuales que ayudaron a crearlas, y deben de actualizarse con frecuencia. Pienso en este momento, y no exento de cierta ternura, que solíamos incluir en los manuales –hace tan sólo una década– una versión del logotipo que "faxeara" bien. Así como hemos dejado de incorporar estas versiones por inservibles, hoy debemos de incorporar suficientes elementos para evidenciar cómo se comportan los símbolos en los nuevos escenarios de juego: hablamos en este artículo de reducciones antes impensables, pero pudiera añadir aquí otras necesidades crecientes, como versiones en movimiento o incluso tridimensionales.

Muy buenos puntos, Luciano. Los endoso.

Pienso en un aspecto presente en esta renovación de logotipo que muchos consultores en identidad acabamos obviando: el cliente como co-creador. Al fin y al cabo, el cliente acabará siendo el usuario directo más importante. Marissa Mayer puede expresarse muy bien de su nuevo logo porque fue totalmente involucrada en el proceso y lo siente tan suyo como un hijo. Seguro le verá defectos –como se los vemos a nuestros hijos– pero serán fuertemente atenuados por una poderosísima y cuasi-divina razón: el sentirse creador.

Me sumo a su conversación poniendo sobre la mesa una necesidad sumamente evidente: suponiendo que el análisis que recomienda Luciano arroje la necesidad de cambio (que sea una copia puede demostrar justamente eso), hay que dedicar una buena cantidad de tiempo y esfuerzo a los procesos de cambio.

Soltar un viejo logotipo es un proceso de cambio y debe ser tratado con la seriedad de un cambio organizacional.

Es útil que la nueva identidad funcione como la canasta que recibirá otros muchos cambios que los preparen para un futuro prometedor.