Andrea Rdz

Yo creo que más que el trabajo en sí (si disfrutamos lo que hacemos por supuesto), lo que más nos provoca dolores de cabeza es al momento de cotizar y cobrar.

El artículo tiene mucha razón, se tiene que tomar en cuenta todos los aspectos que engloba nuestra profesión, todas nuestras herramientas y conocimientos adquiridos, así como la experiencia, aunque también es muy importante considerar el aspecto social, es decir valorar al cliente y su proyecto, al momento de cobrar. Analizar la magnitud de éste y su complejidad, si el cliente es alguien que puede pagar lo que pedimos y consideramos justo. Por ejemplificar... no es lo mismo trabajar para Coca Cola o Apple, que para la papelería de la colonia o la tortillería del pueblo. No es una forma de aprovecharse o tomar ventaja, si no más como un estudio socioeconómico que el diseñador tiene que hacer al momento de valorizar su trabajo.

Aunque lamentablemente la cultura del diseño sigue en contienda en nuestra sociedad.