Jorge Mondragón

El diseñador es un ser receptivo, el cual se alimenta de todas las circunstancias y experiencia que ocurren en su entorno; por otro lado el trabajo cooperativo es de suma importancia, sobre todo en circunstancias donde el enfoque creativo es sesgado y el mayor recueso es la diversificación conceptual.

El trajín de la sociedad moderna nos ha llevado en cierto modo a una pasividad creativa, donde tenemos muchas soluciones e información a nuestra disposición, la cual es de gran ayuda, pero a su vez nos hemos limitado a experimentar, errar e indagar de una manera rustica, en la cual podamos llegar a concebir ideas y fuentes de inspiración netamente diversas a las cuales ya estamos acostumbrados.

Hoy en día la palabra innovación se ha convertido en una muletilla más a relucir en nuestro argot, la mencionamos, la usamos y la apropiamos en ideas o proyectos que posiblemente están cargados de todo menos de innovación; por otro lado creo que estamos en la era donde la interdisciplinariedad está a la palma de la mano, ya sea para introducirnos en temas que son esquivos a nuestro diario vivir o para realizar contactos y alianzas con profesionales que en cierto modo están descontextualizados a nuestro medio laboral y así poder unir conceptos para quizás emprender una innovación real.