Diseño gráfico y museos: la importancia de los folletos como acervo documental

Para el público en general, muy probablemente sea normal haber escuchado al menos una vez las palabras museología, curaduría o museografía. Básicamente, la museología es una ciencia que se encarga de estudiar los museos para saber el impacto que tienen en la sociedad. Por un lado, tenemos la museografía, que es una rama de la museología encargada de planear y diseñar las exposiciones. Por otro lado, está la curaduría, la cual a veces se confunde con la museografía; sin embargo, son diferentes, ya que la curaduría se encarga de los conceptos y la idea, mientras que la museografía se encarga de los aspectos físicos, como el montaje.

Un concepto relativamente reciente es el de «Museonomía». El término se desarrolló a partir del siglo XVIII de manera gradual a través de las contribuciones de diversos teóricos y profesionales en el ámbito de la museología. Se trata de una disciplina que tiene como finalidad el estudio y análisis de los aspectos teóricos y técnicos relacionados con la organización y administración de los museos. Tiene como base la gestión práctica de estas instituciones, incluyendo los elementos físicos (como el edificio, el mobiliario y el personal) así como el manejo del patrimonio cultural (adquisición, registro, conservación y administración de los bienes museísticos). Sin embargo, hay autores que están a favor de no crear confusión y de nombrar actividades como la Museonomía, la Museología o la Museografía como la misma técnica o proceso.

El diseño gráfico como registro documental

Ahora bien, ¿qué tiene que ver el diseño gráfico con los museos, su acervo y su cuidado? Para resolver esta pregunta, vale la pena mencionar que México se encuentra entre los 20 países con más museos en el mundo; según cifras oficiales, se sitúa en la posición número 11 con 1,320 recintos registrados. Los museos suelen tener exposiciones fijas o itinerantes, por lo tanto, es de suma importancia que al desmontar una exposición exista no solo un registro de obra, sino también un registro de interpretación y divulgación que evidencie el contenido que hubo en esa muestra una vez retirada.

La importancia de estos folletos como acervo documental no se había tomado en cuenta del todo hasta los últimos años. Estos registros de comunicación posteriormente pasan a convertirse en parte del archivo de la exposición y suelen ser un registro importante, más allá de un simple recuerdo o postal. Su trascendencia recae en que los investigadores pueden tener acceso a ellos más tarde a manera de consulta y como parte del acervo oficial de la institución. Esto es muy útil cuando las exposiciones son itinerantes o cuando las piezas ya no se encuentran disponibles para el museo porque fueron un préstamo de otras instituciones.

Los folletos o la publicidad de un museo también pueden contener datos importantes, como los patrocinadores o quiénes fueron los participantes o curadores. Muchas veces, las notas periodísticas, estos folletos o volantes, junto con el libro de la exposición (cuando se edita), suelen ser la única referencia que existe de muestras pasadas que se exhibieron en los museos.