Decisión de diseño: minúsculas en logos y la gestión del cliente
La elección de minúsculas en un logo debe basarse en un análisis profesional. Si la opción es viable y el cliente la prefiere, se debe implementar. Sin embargo, si la minúscula perjudica el diseño, el estratega debe explicar claramente el porqué. El punto crucial radica en la credibilidad: si el cliente desestima la justificación profesional, la relación de trabajo está comprometida y es insostenible. El valor del diseñador reside en su capacidad de argumentación y convicción.
Si el cliente te pide minúscula porque le gusta más el logo, si consideras que da lo mismo porque lo analizaste y pensás que la minúscula no lo perjudica, entonces hay que hacerle minúscula. Lo quiere en minúscula y le viene bien minúscula, adelante. Ahora, si no le viene bien en minúscula, tenés que explicar por qué no. Y si dice que igual lo quiere en minúscula, quiere decir que no te cree mucho. Ese cliente está perdido, hay que terminar, cobrar y a otra cosa. Si no te cree, no te cree. No sirve, no sirve trabajar con alguien que no te cree. Si uno explica bien, si uno explica mal, bueno, la culpa es mía si explico mal.
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