Por eso decimos que proyectar es prever, es decir, tomar todos los recaudos para que todo funcione desde el momento que se entregue el trabajo en adelante. Es una tarea de previsión, como una ingeniería. Todo trabajo de identidad es un sistema y una estructura de previsiones. Y en algún momento yo pensaba que era como una arquitectura, y así lo decía, y un día lo escuché a Timerman y él mencionó la palabra ingeniería para definir la actitud que hay que tener para realizar el trabajo. En el momento de realizar el trabajo hay que poder pensar, en algunos momentos, como un ingeniero. Un tipo que especula sobre el funcionamiento de lo que hace hacia adelante. Es capaz de especular qué va a pasar si hace tal cosa, si no hace tal cosa, si deja de hacerla y por qué dejó de hacerla, etcétera, etcétera. Y decimos que nunca se sabe lo suficiente porque no hay dos trabajos iguales. Si uno se instala dentro de la problemática, la problemática siempre es específica y nunca se repite. No hay dos iguales. Todos tenemos dos ojos, dos orejas, una boca, y somos todos diferentes. Los clientes también son diferentes, los problemas son diferentes. Pueden ser dos bancos y entonces uno dice: «Esta ya la sé». No, no lo es. Cuando vos vas
entrando en el problema, te vas a dar cuenta de que los problemas de uno de esos dos bancos son diferentes a los problemas del otro banco por una cantidad de razones que pueden ser históricas, que pueden ser de implantación en el mercado, que puede ser por la trayectoria, que es siempre diferente. Entonces, acostumbrarse a que no la tengo, no tengo la vaca atada cuando voy a empezar un trabajo. Empezar de cero. Además, es muy saludable empezar de cero, empezar lavando la cabeza.