La fijación de precios en el diseño profesional debe basarse en la experiencia acumulada y el valor real del servicio. El autor comparte su trayectoria, destacando que, aunque los clientes pequeños sostienen la economía, es crucial establecer un honorario firme y respetarlo. Ser consecuente con el precio no es un acto de ego, sino un reconocimiento del valor del propio trabajo. Bajar los precios es, en última instancia, devaluarse profesionalmente.
¿Qué valor le das a tu trabajo? Y ahí también está la cuestión de cuánto cobrar. Te cuento una experiencia mía: yo antes tenía mis presupuestos, tenía hecho una especie de sistema para poder presupuestar de alguna forma, porque, finalmente, los que realmente me mantenían eran los clientes pequeños, porque había más. Había un cliente grande, ocasionalmente una licitación que se dio y entraba bien, pero los que realmente me ayudaban para las cuentas han sido los clientes pequeños. Ahora, tal vez me doy el lujo, no sé si decirlo así, de decir: «Mi trabajo vale tanto. Hacerte la marca te cuesta cinco mil dólares». «No, mira...». Y ya tengo solamente mi ego ayudando un poco, pero es que mi trabajo vale eso. Tal vez le puedo pasar tu contacto a otro cliente, qué decir... Pero ser consecuente y respetar realmente tus precios después de la experiencia que has ganado es algo muy importante y fundamental, porque en el momento en que bajas de precio, entonces tú también te estás bajando el
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