El valor de la propuesta comercial al cotizar proyectos de diseño

| | Duración: 30 min
Responder a «¿cuánto cuesta?» sin un diagnóstico previo es un error común en diseño. Fernando Del Vecchio explica que la clave para cotizar un proyecto no reside en fórmulas de costos, sino en la construcción de una propuesta comercial sólida. Antes de hablar de precios, es fundamental indagar en el problema real del cliente. Una propuesta técnica detallada, que exponga el problema y la solución, seguida de una propuesta económica, transforma la conversación, diferencia al profesional y justifica el valor del trabajo, convirtiéndose en la principal herramienta de negociación y venta.

Cómo ponerle precio a los trabajos de diseño. Seguramente te hayan contado algunas fórmulas para ponerle precio a los trabajos del diseño, pero yo desconfío de esas fórmulas, así que vamos a charlar con Fernando Del Vecchio, especialista en el tema de la gestión de emprendimientos en industrias creativas.

Bueno, Fernando, seguimos con las preguntas que habían quedado pendientes, que te las recuerdo. Habíamos dejado pendiente en el video anterior una: para poder determinar qué características tiene que tener el trabajo que tengo que presentar al cliente, la propuesta que tengo que hacerle al cliente, y para determinar el precio según lo que vos habías comentado en el video anterior (que lo dejo aquí arriba para los que no lo vieron). Entonces, para poder saber eso, yo necesito tener esta conversación profunda donde tengo que tratar de indagar y descubrir cuál es qué es lo que le duele al cliente antes de armar la propuesta y presentársela al cliente, porque si no, no tiene sentido, seguramente será de fracaso.

Sí, absolutamente. Antes de siquiera ponerme a diseñar algo, siquiera antes de ponerme a escribir la propuesta comercial, tengo que hablar con el cliente. O sea, no tiene ningún sentido responder a la pregunta: "¿Cuánto me cobras por hacer tal cosa?". No tiene sentido. ¿Por qué motivo? Porque yo no sé qué es lo que le voy a proponer al cliente. Primero tengo que entender medianamente cuál es el problema detrás del pedido. Entonces, tengo que preguntarle muchas cosas. ¿Pero por qué tengo que preguntarle muchas cosas? No porque dependa del problema es lo que le voy a cobrar. De lo que se trata es de presentarle una propuesta técnica y una propuesta económica que esté asociada al problema que tiene el cliente. Y eso tiene mucho que ver con cuánto me va a llevar a mí preparar ese proyecto y resolver el problema del cliente técnicamente.

Entonces, lo primero que tengo que hacer es preguntar, preguntar un montón de cosas. Es como si el médico le dijera: "Me duele acá", y te dijera: "Bueno, tome tal cosa", como si no importara nada quién sos, cuál es el diagnóstico correcto. El médico lo que primero intenta hacer es identificar cuál es el diagnóstico, que implica no solamente el síntoma, sino qué es lo que origina el síntoma. Entonces, si vos quieres solamente bajar la fiebre, que es el síntoma, te va a dar cierta medicación, pero si trata de identificar qué es lo que origina la fiebre, va a ir un poquito más abajo, va a tratar de identificar cuál es la problemática que dispara la fiebre para trabajar sobre esa causa, no sobre el síntoma.

Entonces, de lo que se trata es de preguntarle al cliente, habiendo desarrollado la capacidad de preguntar, para darle una propuesta que sea tan específica que el cliente no se fije únicamente en el precio de las otras dos propuestas que le pidió a otros dos proveedores de servicios.

Entonces, lo que voy a hacer, una vez identificado a mi entender el problema del cliente y consensuado con el cliente cuál es el problema, se lo voy a contar en la propuesta. Entonces, ahí sí escribo la propuesta y empiezo a contarle, primero a partir de la propuesta técnica, cuál es el problema sobre el cual hemos hablado, o sea, cuál es el problema. Después le voy a contar qué es lo que voy a hacer, cuándo lo voy a hacer, cómo lo voy a hacer. Le voy a contar qué le voy a entregar, cómo se lo voy a entregar, cuándo se lo voy a entregar. Esto es clave, esto es clave. Eso forma parte de la propuesta técnica. Y después paso a la propuesta económica, que tiene que ver con cuánto cuesta y cuál es mi propuesta de pago.

Si yo tengo una propuesta técnica y económica que habla específicamente sobre el problema del cliente, lo que voy a hacer para resolver eso que le duele al cliente, le cuento además cuáles son los resultados esperados de mi propuesta aplicados por él. Entonces, es difícil que otros diseñadores, trabajando de forma habitual (que implica responder la pregunta: "¿Cuánto cuesta?"), tengan una propuesta similar. Entonces, por ahí es por donde yo trabajo habitualmente el concepto de innovar en el diseño. Es decir, no innovamos en la técnica, sino que innovamos en la propuesta comercial. E innovar en este caso tiene que ver con cambiar las reglas del juego, y las cambiamos a mi favor. Y cuando cambio las reglas del juego a mi favor aplicando una nueva técnica, lo que hago es trabajar para convertir en desfavorable la propuesta de otros proveedores que en realidad no saben cómo yo trabajo.

Entonces, primero pregunto, indago, descubro la problemática del cliente, llego a un consenso con él y luego preparo la propuesta. Y esa propuesta se divide en propuesta técnica y propuesta económica. Y de esa manera, trabajando en términos de innovación, generando una nueva regla de juego, puedo derrotar a cualquier proveedor de servicios. Imaginemos lo siguiente: si otros dos proveedores tienen un mismo precio para la propuesta que yo he presentado y yo presento una propuesta técnica que habla del problema, qué le voy a dar, cómo se lo voy a dar, cuándo se lo voy a dar, y los otros proveedores no dicen nada sobre eso, yo como cliente lo primero que voy a hacer es indagar a los otros dos proveedores para ver qué es lo que proponen y qué es lo que prometen. Y puede ser que los otros dos proveedores, si no están preparados para responder a esas preguntas, terminen naufragando. ¿Qué significa? Que van a encontrar que el cliente va a contratar a la primera propuesta. Por el mismo precio, contrata una propuesta que tenga una promesa muy concreta y muy definida. Eso es lo que haría cualquiera de nosotros frente a tres proveedores de cualquier tipo de servicios o productos, ¿o no?

Sí, sí, sí, está claro. Entiendo la necesidad perfectamente, cómo qué es lo que hay que hacer. Si ya más o menos definiste en la teoría qué es lo que hay que hacer, cuando trato de llevarlo a la práctica, los problemas habituales de la práctica antes sucedían. Hace algunos años yo recuerdo que un cliente te llamaba por teléfono y más o menos vos tenías la oportunidad de hablar por teléfono con él y bueno, ahí más o menos en esa conversación telefónica podías tratar de indagar. Nunca es lo mismo, ni nunca fue lo mismo, hablar cara a cara con el cliente sentado en su oficina o en la tuya. Nunca fue lo mismo que hablar por teléfono, pero hablar por teléfono de alguna manera tenía cierta, cierta, cierta cercanía y más o menos podía darse una conversación en la que pudiera llegar a indagar.

Luego empezó, se empezaron a mandar un email donde te pedían el precio, te decían: "Yo necesito esto, esto, esto y esto", porque probablemente lo habían sacado del presupuesto que les había pasado un proveedor habitual. Entonces, mandaban un mail y te decían: "Necesito esto, gracias. ¿Quiero tener una reunión? No, no, no, solamente estamos recibiendo propuestas económicas". Empezó a pasar. Hoy está pasando que incluso en los casos normales te llega un mensaje por WhatsApp y cuando le contestas a la persona y decís: "Bueno, tenemos que hablar", no te contesta. O sea, no llegas. Por supuesto, yo prefiero que quede así muerto, porque si yo le paso un presupuesto estoy perdiendo mi tiempo, porque no hay ninguna posibilidad de que funcione siguiendo tus consejos. Entiendo que además lo he comprobado miles de veces, que he cotizado y ni siquiera he tenido una respuesta de algún tipo. Pero a veces logro el llamado telefónico e igualmente no alcanza. ¿Qué se te ocurre? ¿Algo que podemos hacer? ¿Un llamado por Skype para por lo menos lograr este vínculo un poquito más humano que no se está dando?

Creo que en el momento en el que te piden la cotización, uno puede decir: "Mire, lo llamo cinco minutos", porque en realidad lo que necesitamos es que el cliente entienda que está frente a un proveedor de servicios un poco diferente, es decir, que tiene una cabeza distinta. Porque si vos le decís: "Necesito una reunión personal, necesito que usted venga para hablar dos horas", no va a querer. En cambio, si en ese momento lo llamo y con tres preguntas le doy a entender que mi servicio es diferente, puede ser. Se trata de incrementar la probabilidad de que suceda, no de garantizar.

Esto no garantiza. Es como cuando vos decís, a ver, una herramienta de comunicación como el currículum en realidad tiene una finalidad muy concreta, que es obtener una entrevista. Sí. Entonces, uno elige qué comunicar en el currículum, y cuanto más simplificado esté, pero más potente sea el mensaje, incrementamos la probabilidad de que suceda lo que esperamos que suceda. Pero en definitiva, todos tenemos una suerte de ratio entre propuestas presentadas y clientes o proyectos conseguidos.

Entonces, de repente un vendedor puede saber que por cada diez clientes que visita, cada diez prospectos que visita, obtiene un proyecto. Sí. Entonces, de lo que se trata es de visitar cada vez mayor cantidad de prospectos para que, con una mayor cantidad de visitas, obtener mayor cantidad de proyectos. De repente, si vos visitas diez prospectos, puede ser que tengas un proyecto y que digas: "No me quedo en eso". Pero si de repente decís: "No, voy a visitar 40 prospectos", vos sabés que uno de cada diez termina convirtiéndose en un proyecto. Entonces, tu expectativa es tener cuatro proyectos. No se trata de que cada contacto que realiza un prospecto contigo tenga que terminar en un proyecto, porque de esa manera es como trabajan muchos profesionales. Lo que dicen es: "Conseguí que alguien me llame". Sí. Entonces, eso se tiene que convertir en un proyecto. Como no visita clientes, no visita prospectos, necesita que ese pedido de cotización se convierta en el proyecto.

Entonces, el poder de negociación claramente está del lado del cliente. El cliente pide descuento o pide rebaja y el diseñador siempre se lo da. Una forma de resolver esa situación es visitar clientes, visitar prospectos, asistir a lugares donde habitualmente los diseñadores no van a buscar clientes. De repente, ferias empresariales. ¿Por qué no visitar una feria empresarial para, en ese ámbito donde todo el mundo está proclive a conversar con proveedores, con clientes, entregar una tarjeta de presentación? ¿Por qué no hacerlo? Hay muchos diseñadores que me dicen que se sienten como incapaces de hacer eso, pero es parte de un proceso de entrenamiento.

Yo, por ejemplo, era absolutamente introvertido. Jamás, de chico, jamás me hubiese imaginado dar una charla frente a gente. Sin embargo, como proceso de entrenamiento, me encontré que me resultaba fácil, me resultaba muy gratificante y ahora es algo que disfruto muchísimo. Entonces, no se trata de decir qué es uno y qué no es uno, se trata de encontrar la manera de ir entrenándose en nuevas habilidades para conseguir otro tipo de resultados. En el caso de los emprendedores del sector creativo, como confían tanto en su capacidad creativa, en su talento creativo, en algunos casos creen que simplemente los clientes van a venir, pero eso lo sabes muy bien, que eso no ocurre.

Volviendo un poco al tema que vos me planteabas al principio, de esto de cómo encarar a un cliente cuando el cliente llama y pide una cotización. De repente, de lo que se trata es de encontrar la manera de conversar dos minutos con él, porque esos dos minutos pueden ser clave. Si uno espera que en realidad el cliente te diga que puedes ir a visitarlo una hora la semana que viene, eso posiblemente no suceda nunca. Pero entonces hay que encontrar la manera, a través del entrenamiento continuo, de lograr ese tipo de vínculos, de lograr que el cliente hable con uno, porque finalmente dar simplemente un precio, una cotización por un servicio, no significa nada. Para el cliente puede ser un comparativo entre otras propuestas de servicio, pero para uno significa no saber nada. Simplemente dar un precio en el aire es tirar un tiro al aire, de las ideas así, casi aisladamente.

Exactamente. Y ha pasado de repente que uno lanza un tiro y dice: "Bueno, está tanto", y después uno se arrepiente, porque después el proyecto se convierte en otra cosa completamente diferente. Uno ha pensado que de repente el proyecto implicaba trabajar durante una semana, y esa semana se convierte en un mes, y ese mes se convierte en dos meses, donde el cliente no te paga y te pide 84 cambios. Finalmente uno termina perdiendo dinero. Entonces, ese tipo de proyectos son mejores perderlos o controlarlos. Sí.

Y la otra pregunta que había quedado pendiente del video anterior era si el precio por un mismo trabajo, con exactas mismas características, ¿es correcto, es adecuado que consideremos que sea el mismo para distintos clientes? Supongamos clientes con distintos tamaños, clientes con perfiles totalmente diferentes. ¿Es correcto que le pasemos el mismo precio por el mismo trabajo a diferentes clientes, o eso no tiene relación con qué? ¿Cómo lo ves vos?

De repente uno puede tener una determinada tarifa por un determinado tipo de proyecto, por una hora de trabajo, y puede ser que para clientes un poco más pequeños o que estén en otra situación, uno tenga algún tipo de bonificación. Entonces, no se trata de tener tres precios diferentes para tres tipos de clientes diferentes, sino de tener una determinada tarifa y aplicar bonificaciones de acuerdo a algún acuerdo o algún tipo de acuerdo particular que uno puede hacer con el cliente.

De repente, es difícil que suceda, pero puede suceder que uno tenga clientes absolutamente distintos, es decir, que trabajes para el departamento comercial de un banco internacional y que a su vez también te llamen del almacén de la esquina. Puede pasar, claro que puede pasar. En ese caso puedes aplicar bonificaciones al almacén de la esquina. Pero puede ser también que eso no ocurra nunca. Es decir, si uno trabaja proponiendo su servicio a determinado nivel de empresa, es diferente que un tipo de empresa muy distinto termine llamando, porque lo que uno comunica todo el tiempo está asociado a un tipo de cliente en particular. ¿Puede pasar? Sí, puede pasar. En ese caso yo aplicaría bonificaciones, aplicaría descuentos.

Sí, la respuesta también es, saquemos de lado el problema de los pequeños clientes. Yo más que nada la pregunta apuntaba hacia qué parámetros tenemos que tomar para considerar el precio. ¿Tenemos que considerar solamente los costos, los costos y la utilidad, la ganancia que pretendemos tener con los trabajos? En ese caso, el esquema de cálculo de horas más cuánto quiero ganar, el típico que se suele enseñar por ahí, ¿sería el esquema correcto? Ahora, en ese caso, yo creo que lo que se está dejando de considerar es el valor que le da el cliente a la solución que estás ofreciendo.

Suponiendo que ya tienes la propuesta, el cliente quiere esa propuesta, quiere tu propuesta porque ya le va a cerrar. Ahí el precio es muy variable, porque el cliente no tiene idea de cuánto sale y los diseñadores tampoco. Con lo cual, como bien decíamos en el video anterior, un trabajo puede salir 5 dólares, según cómo esté hecho, según qué tipo de solución sea, o 100.000 dólares o un millón de dólares, el mismo trabajo. Esto significa que vos, cuando estás contando el precio, te estás posicionando, también estás determinando en qué rango de precios estás. Pero puede ser que frente a un cliente te convenga posicionarte en un rango determinado, porque si no, no entra, no sale de ninguna manera. Por más bonificación que le hagas a un cliente muy chico, no es una bonificación del 90%, porque es poco creíble, digamos.

Sin embargo, puedes decirle: "Puedes hacer el trabajo porque lo piensas hacer bastante rápido, si lo quieres hacer porque te interesa". Y creo que el sistema de bonificaciones ahí, cuando llegas a situaciones extremas, que logras, por ejemplo, venderle un trabajo de identidad a una empresa por 100 mil dólares o por 50 mil, y resulta que después viene otro y tal vez se lo puedes hacer por 2000, aunque no sea el mismo trabajo exactamente, y no le puedes decir: "Te hago una bonificación del 98 por ciento o del 50 por ciento". No sé, entiendes lo que quiero decir.

Fíjate que en otros ámbitos, cuando vos tenés un estudio constituido y de repente está el director, que puede ser algo así como el socio del estudio, después algún nivel de gerencia intermedio y después tienes los diseñadores técnicos. Puede ser que vos para un nuevo proyecto necesites involucrarte. Entonces, haya horas tuyas, horas de supervisión de un nivel medio y horas de trabajo técnico de diseñadores que están en la computadora, en forma tal que cotizas un precio en términos de las diferentes intervenciones, con diferentes precios de diferentes participantes en el proyecto. Puede ser que de repente ese trabajo implique para un banco internacional, no sé, 150 horas, donde hay 20 horas tuyas y 110 horas de trabajo técnico y 20 de supervisión. Entonces, el precio final del proyecto, o sea, de una magnitud en términos de dinero muy grande.

Ahora, si viene un amigo tuyo y te pide un favor y vos no le vas a cobrar horas tuyas de trabajo, de repente asignás a un diseñador de tu estudio para que en tres horas pueda resolver ese proyecto, de forma tal que el precio, claro, en términos nominales es muy distinto, porque quienes se han involucrado trabajando en ese proyecto son perfiles diferentes.

Sí. Y este sistema de calcular en base a lo que vale la hora de cada persona que interviene tiene un riesgo muy grande que yo he notado en mi propia práctica, que es que no sabés si vas a vender todas las horas de todas las personas. Exacto. Entonces, si vas a usar ese sistema, tenés que tener una computadora en la cabeza, un sistema de inteligencia artificial que pueda hacer todos los cálculos: cuánto tengo que vender en cada minuto. Y eso es muy difícil saber. Si no, podés decir: "Bueno, voy a tener que vender por lo menos la mitad. Voy a hacer, te voy a hacer un cálculo. Voy a estimar que voy a vender no el 100% de las horas, sino el 50%, con lo cual el 50% de las horas va a tener que valer el doble". Ese cálculo puede estar mal igual.

Pero fíjate una cosa: es un error plantearse el precio por hora a partir de lo que cuesta la hora, dividiendo todas las horas de trabajo a partir de lo que serían tus costos más una ganancia, porque no todas las horas son facturables. Entonces, si vos hacés un cálculo de precio a partir de esa forma de llegar a un número, no tenés que considerar todas las horas tuyas, sino las horas facturables. Y eso es un número, es un número que está en tu cabeza, porque de repente decís: "Bueno, ¿cuántas horas facturo honestamente de trabajo por día?". De repente, de las ocho o diez horas que estás en el estudio, facturas dos. Entonces, el cálculo, si hacés el cálculo de precio por hora de esa manera, tenés que considerar las horas facturables. Eso es a partir de una histórica o de tu propia idea. Pero si lo hacés en función de todas las horas en que el estudio está abierto, vas a terminar perdiendo dinero, y mucho dinero. Eso es lo que yo, al ver algunos, el cálculo de algunos profesionales que hacen sobre su precio por hora, lo veo a partir de la cantidad de horas de trabajo y no a partir de esa proyección de horas facturables. Y la verdad que todos terminan perdiendo mucho dinero y no saben por qué, porque dicen: "Pero si el cálculo está bien". Claro, el cálculo está bien, pero basado en una premisa que es equivocada.

El otro tema también es, si seguimos alrededor del tema de cómo ponerle el precio, que hay asociaciones profesionales que producen como tarifarios que ellos publican en su página web. Algunos lo actualizan, otros no. En países como la Argentina, que tenemos mucha inflación, por ejemplo, es una catástrofe de precios. A veces uno se encuentra, hay una, por ejemplo, la asociación de Mendoza, que son buena gente, por supuesto, pero están publicando hoy, entra uno a la página web y encuentra unas tarifas que son irrisorias, no alcanzan para absolutamente nada.

Pero te cuento una cosa. Además, una tarifa no tiene mucho sentido, porque depende de quién sea el profesional. No tiene sentido establecer ni siquiera precios mínimos. Hay gente que está dispuesta a trabajar gratis y hay que permitírselo. Ahora, te cuento una cosa: en otros ámbitos esa práctica está penada, porque eso implica una cartelización. Es decir, no pueden ponerse de acuerdo los proveedores de servicios de un sector para no cobrar menos de equis tarifa, de equis precio.

En mi libro *Diálogos con Diseñadores* yo planteo un ejemplo que es en España, no recuerdo si en Valencia, donde una asociación de diseñadores fue condenada a pagar una multa por cartelización, porque publicaban un tarifario, lo que implicaba que los diseñadores no deberían cobrar menos de tal precio por tal proyecto. Y eso es una práctica que es un delito. Sucede que en el ámbito del diseño, al estar tan atomizado el mercado (esto significa que hay miles y decenas de miles de proveedores), no se puede regular.

O sea, cuando los diseñadores dicen: "Necesitamos una asociación que nos defienda y que establezca precios mínimos", lo que están diciendo es: "No tengo la capacidad para negociar con un cliente, entonces necesito que alguien le diga al cliente lo que me tiene que pagar a mí y me resuelva el problema que no sé resolver". Lo que sucede es que eso es parte de las habilidades que tiene que tener cualquier proveedor de servicios como emprendedor o como empresario. Ahora, si vos querés que alguien te lo resuelva, es una idea un poco infantil. Lo cierto es que la forma de resolver eso es construyendo tu propia marca personal, de forma tal que el valor de tu trabajo en términos de percepción del cliente sea cada vez más alto, de forma tal que tu precio sea aceptado por el cliente. Porque hay diseñadores que cobran cinco dólares y hay diseñadores que cobran diez mil. Y en ese caso el cliente está aceptando ese precio. ¿Pero por qué lo acepta? No es que lo estén estafando. El cliente no está estafando al diseñador. Es un acuerdo privado de precios a partir de la percepción del valor del trabajo por el diseñador, reflejado en un precio aceptado por el cliente.

No tiene que ver con el talento creativo. Tiene que ver con un montón de cosas donde el talento creativo también está involucrado, pero eso en términos de percepción del cliente tiene que ver con cómo el diseñador se presenta, cómo habla, cómo escribe, cómo presenta su trabajo, cómo se desenvuelve, qué es lo que promete, cómo lo promete, cómo identifica el problema. Hay un montón de cosas que hacen a la construcción de la marca personal del profesional. No tiene que ver con la gráfica únicamente.

Yo he hablado muchas veces con estudiantes y con profesionales y les he dicho frente a esta situación donde el diseñador dice: "Bueno, pero yo quiero que me reconozcan y me valoren como soy". Le digo: "Bueno, está muy bien eso, pero si vas a una reunión mal vestido, mal peinado, con la cara de dormido, con el pantalón roto, con la camiseta agujereada, es posible que no te tomen muy en serio". No les digo que eso va a pasar, pero le digo: "Es muy probable que no te tomen muy en serio". ¿Y cómo el cliente refleja que no te toma en serio? Te baja el precio. Entonces, pretendés un precio y el cliente lo que hace es bajarte el precio.

Otra de las cosas que habitualmente cuento a los diseñadores es que no utilicen términos empresariales que no saben qué significan, porque si el cliente sabe lo que significa y el diseñador no, el cliente te puede bajar el precio. Y eso forma parte de la construcción de marca personal. Habitualmente el ejemplo que doy es el siguiente: si vos hablás todo el tiempo de diseño estratégico, porque el diseño estratégico y lo que yo hago es diseño estratégico. Si un diseñador viene y me cuenta a mí eso, o sea, su discurso tiene que ver con el diseño estratégico, yo le pregunto lo siguiente: "Bueno, ya que hablás tanto de diseño estratégico, contame cuál es la diferencia con el diseño táctico y con el diseño a secas". Y si no sabe explicármelo, le bajo el precio. ¿Qué significa que le bajo el precio? Que pierde credibilidad, está dispuesto a pagar menos. Es decir, yo creo que construye un discurso y no sabe de qué se trata. Entonces, pierde credibilidad y de esa manera le bajo el precio.

Entonces, hablar acerca de lo que uno mejor domina, con los términos técnicos que comprende, es la mejor manera de presentarse frente a un cliente, aunque después tenga que traducir ese lenguaje técnico en un lenguaje más llano que el cliente realmente comprenda. Sí, pero es lo que hacen los médicos. De repente te dan el diagnóstico técnico y después te dicen: "O lo que sucede es que tiene una inflamación en el hígado", y el concepto técnico es una palabra que uno nunca escuchó en su vida. Entonces, de esa manera lo que hace es proyectar profesionalmente su valor y ese valor se convierte en un precio.

Totalmente. Pero yo creo que con esto este tema queda bastante... no lo hemos cerrado, pero ya hablamos bastante. Lo que me parece interesante es que nos dejen comentarios y que nos propongan temas para que podamos abordar. ¿Qué opinás? Me encanta la idea. Me encantan las preguntas. A partir de las preguntas podemos identificar qué es lo que le duele al diseñador emprendedor para trabajar sobre esos conceptos. Lo que no importan son las quejas. Hay gente que seguramente va a decir: "Esto no aplica, no aplica a mi caso". Perfecto, no aplica. No se entrenen en la queja. La queja no le importa a nadie. Lo que importa es la pregunta para poder seguir la conversación. Hay gente que se entrena en la queja y se convierten en perfectos quejosos. Sí. Pero de lo que estamos hablando es de qué manera a través de una pregunta podemos generar un valor adicional para que haya otro video donde podamos explicar algún otro concepto.

Bueno, esta conversación me resultó interesantísima, tanto como la anterior que tuvimos con Fernando. Seguramente a partir de esto surjan nuevas preguntas a mí, y yo ya tengo nuevas preguntas, pero me gustaría conocer cuáles son las inquietudes que tienen ustedes. Me gustaría que nos dejen comentarios con preguntas, planteos que podamos desarrollar en futuros videos con Fernando sobre estos temas. Aquí abajo en la descripción del video les voy a dejar el link al libro que comentó Fernando, que es *Diálogos con Diseñadores*, que es un libro gratuito, se lo pueden descargar en este momento.

Si te gustó el video, dale "Me gusta", compartilo. Y en particular, quiero poner el foco en compartir el video, porque necesitamos ampliar el alcance de este canal. Necesitamos que cada vez seamos más los interesados en este tema para que surjan nuevos temas, para que surjan nuevos colaboradores que puedan aportar sus opiniones. Estamos cerca de llegar a los 100.000 suscriptores y yo ya prometí que cuando llegáramos a los 10.000 íbamos a hacer un intento de hacer un video en vivo con preguntas de ustedes que podamos responder en el momento. Vamos a ver cómo sale eso, pero todavía tenemos que llegar a los 10.000, así que necesitamos que nos ayuden con la difusión de este canal. Si todavía no te suscribiste, si ya te suscribiste, es importante que te suscribas dándole clic a la campanita y en particular a la opción "Todas". De esa manera, esa es la única forma que vas a poder recibir todas las notificaciones, porque YouTube no le está informando a las personas que no marcan esa opción de "Todas". Si quieres recibir la notificación, es importante que te asegures de que quede marcada. Bueno, nos vemos en el próximo video. [Música]

Temas abordados en este video

Debate en YouTube

Próximamente: aquí se cargarán los comentarios de YouTube.

Próximos seminarios online

Seminarios de actualización para especializarte junto a los que más saben.

Rediseño de Marca

Rediseño de Marca

Guía analítica y método de trabajo para determinar estrategias de cambio de marca

15 horas (aprox.)
diciembre

Cómo Justificar el Diseño

Cómo Justificar el Diseño

Cómo construir autoridad profesional y superar el problema de convencer al cliente al presentarle diseños

15 horas (aprox.)
diciembre

Auditoría de Marca

Auditoría de Marca

Taller de práctica profesional: análisis, diagnóstico y programa de marca sobre casos reales

30 horas (aprox.)
enero