Así que bueno, un poco la idea es conversar sobre eso. Tenemos algunas ideas para empezar a charlar, que son las que han dejado en los comentarios varias opiniones, que fueron las que recopilé aquí. Son las opiniones del video anterior y bueno, vamos a empezar a leerlas. Si ustedes tienen alguna opinión nueva, me la van pasando.
Acá me dice Teresa Guzmán: "Cada vez me convenzo más. Todos debemos prepararnos para negociar. Esto no lo enseña la universidad o al menos no en todas, sino en la escuela de la vida". Y le contesta John Pretel (o Pretel, no sé cómo se pronuncia): "Sí, enseñan negociación en la carrera como taller o seminario, pero nadie le presta atención". Se ve que en la carrera de él sí se enseña.
Esta es una gran queja, que ya es un tema del cual podemos empezar a hablar brevemente: siempre se dice que tiene que haber una formación en este tema en las carreras. Creo que lo que dice John Pretel demuestra que en realidad, por más que vos te pongas a formar a un diseñador gráfico que se está formando, le quieras dar formación en estos temas comerciales, yo creo que no les interesa en líneas generales, simplemente porque todavía no se toparon con el problema.
Así que, aunque las carreras se propusieran (esta es mi opinión, ¿no?) sacar al mercado diseñadores preparados para negociar, preparados para discutir los precios, preparados para hablar con el cliente, para que sean excelentes negociadores, yo creo que igual no se podría implementar, no funcionaría. Yo mismo he tratado muchas veces de sacar el tema con mis alumnos, con los estudiantes, con los que trabajan conmigo en la universidad, y es como que se puede avanzar muy poquito porque ninguno se enfrentó a los problemas que se enfrentan los profesionales.
Tienen problemas quizás demasiado básicos, demasiado elementales, y es poco lo que se les puede ayudar, porque es como yo digo a veces: a un estudiante que acaba de salir de la universidad, normalmente cualquier cosa que esté por encima de cero le parece buen dinero. A mí me pasó cuando yo era estudiante, cuando fui a conseguir mi primer trabajo, en realidad no me interesaba mucho cuánto me pagaran. Lo que me interesaba era ver que alguien se interesara por contratarme y confirmar que eso que yo hacía servía para algo.
Entonces, en ese sentido, yo creo que esto es lo que le debe pasar a la mayoría. Puede ser que algunos no, pero en principio la mayoría salimos de la universidad (no solo en nuestra carrera, sino en cualquier carrera) muy seguros y no dispuestos a ganar dinero, sino dispuestos a empezar a trabajar, a demostrar, a demostrarnos a nosotros mismos que lo que aprendimos sirve o que podemos hacer eso que aprendimos.
Entonces, no es un buen momento para formarse en este tipo de cuestiones, que evidentemente no es el momento en el que hay interés. Con lo cual, esto que dice John Pretel me parece que demuestra un poquito esto: nadie le presta atención, nadie se interesa demasiado, no son los temas que le interesan a los estudiantes.
En general, por mi experiencia, cuando a un estudiante se le habla, por ejemplo, de temas de cómo hacer tal cosa en un programa, cómo aplicar tal técnica de ilustración, de lettering o de tipografía, esas cosas sí les interesan. De hecho, yo mismo cuando estudiaba no buscaba cursos para aprender a negociar con los clientes o aprender a llevar adelante un negocio. No era el tema, no era un tema que me interesara, pero sí me acuerdo que hice un curso de aerografía.
Un curso de aerografía. Hoy no sé, creo que nunca lo usé en mi vida. Lo que aprendí en ese curso, en mi vida utilicé esa información. Nunca hice nada con aerógrafo, nunca me compré un aerógrafo. Bueno, después aparecieron las computadoras y el aerógrafo, digamos, cayó en desuso, pero tampoco me dediqué a la ilustración. Sin embargo, cuando estudiaba, eso me parecía una cosa apasionante. Y bueno, eso es un poco la demostración de que en realidad, por más que uno le quiera enseñar a un estudiante a prepararse para el mercado, también hay una realidad, que es que no todo el mundo va a ser un emprendedor, no todo el mundo se va a armar un estudio. Entonces, ¿qué sentido tendría que la universidad forme a los profesionales en eso? Yo no le veo mucho sentido, más allá de que además creo que no les interesaría. A ver qué me dicen.
Guillermo Yelini: "Hola, Luciano. Soy parte de la Cámara de Diseñadores de Rafaela". Ah, sí, ya me invitaste. Sí, sí, sí. Bueno, podemos hacerlo. Cuando hagamos tarifarios 3 podemos hablar con Guillermo. Luis Martínez: "En general, el alumno de diseño sigue creyendo que es artista, que el diseño son ocurrencias espontáneas. Claramente no habría interés por una cátedra de finanzas. El alumno solo quiere diseñar". Totalmente, y además es totalmente válido.
Así como el diseñador profesional se escapa de estos temas, ni qué decir el estudiante. Los diseñadores nos escapamos de este tema. Y ahí es donde aparece el tarifario, que es la gran solución a aprender a negociar, aprender a calcular costos, aprender a calcular utilidades, aprender a llevar adelante un negocio. Y bueno, el tarifario nos da una solución rápida. Quizás es un buen motivo por el cual los tarifarios son tan atractivos para tanta gente.
A ver qué dice Javier: "Saber negociar es más un problema del emprendedor que del diseñador. Tal cual le pasa a cualquier emprendedor", dice. "Si el diseñador será independiente, le va a servir. Si trabaja en relación de dependencia, no lo necesita". Tal cual.
Martín Olio: "Hay un abismo entre la realidad del diseño en la facultad y el trabajo. Un mundo fantástico que no es real una vez que estás en relación con los clientes". Bueno, tal cual, pero esto es así. Depende de a qué te estés dedicando. Si estás empleado en una empresa, todos estos problemas realmente te pasan de costado, no son problemas que tenga el diseñador empleado a sueldo.
Son problemas del diseñador que alguna vez puede ser que le toque hacer un trabajito, pero no le va a cambiar la vida. La persona que trabaja empleada, su ingreso proviene de su empleo. El único que tiene que ganarse la vida y tiene que alcanzar para pagar todas las cuentas, ese es el diseñador emprendedor. Y el diseñador emprendedor tiene que aprender, como cualquier emprendedor, lo que aprende todo emprendedor: emprendedurismo o administración de empresas si tenés una empresa un poquito más grande.
No vas a hacer una carrera de administración de empresas, pero sí vas a tener que formarte, por lo menos con los rudimentos de la administración de empresas para poder gestionar tu propia empresa. Isabel Cristina: "Estoy de acuerdo contigo. Yo me gradué hace un año y todavía me interesa más trabajar para saber si lo que hago funciona que recibir un buen pago". Tal cual. Eso es así. Y está bien, es legítimo.
A mí me pasó y durante años, pero bueno, cuando noté que sí podía dije: "Bueno, ya está. Ahora tengo que cobrar dinero". Tengo que admitir que yo tuve la suerte de que, por una cuestión absolutamente aleatoria, por mi formación, yo no tendría que haber hecho el colegio comercial, pero hice el comercial. No sé por qué, porque iba mi hermano al comercial, y no sé por qué mi hermano iba al comercial, que tampoco tenía que haber ido al comercial, porque tendría que haber ido al colegio industrial por su perfil y por sus intereses.
La cuestión es que los dos terminamos en el colegio comercial y para colmo tenemos un padre que se dedicó al comercio toda su vida. Es decir, que yo tuve una formación básica que me permitió empezar desde un punto mucho más cercano a lo que se necesita que un diseñador que hizo, por ejemplo, el bachillerato. Entonces, esa formación ya la traía desde la secundaria. Me sirvió porque sabía hacer cuentas, sabía calcular ganancias, costos, tenía algunas ideas básicas que las tenía internalizadas, ni siquiera sabía que lo sabía, pero todo eso que fui aprendiendo en la secundaria, evidentemente me sirvió, y también el perfil de mi familia. Esto no le pasa a todos los diseñadores y bueno, eso es un gran problema.
Julián y Drobo: "Yo creo que estamos estigmatizando a los estudiantes del diseño al decir que no habría interés en entender". No, yo no dije que ninguno tendría interés. Digo que mi experiencia percibo cada vez que toco el tema que a nadie le interesa. Después, bueno, si hay muchos a los que les interesa, adelante.
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