El diseñador gráfico a menudo se deja llevar por la pasión y las preferencias personales (un color favorito, una tipografía de moda), desviándose de la necesidad política y funcional del encargo. Rubén Fontana explica que la clave para evitar errores y asegurar la calidad es la distancia. Esta perspectiva proporciona una evaluación más equitativa, separando el deseo personal de la realidad del proyecto para encauzar el trabajo correctamente y alcanzar la excelencia profesional.
yo siempre cuento un poco lo mismo no que cuando uno se pone a trabajar quiere que su trabajo esté bien lo quiere sinceramente profundamente y que sea un buen trabajo y entonces se cree que está haciendo un buen trabajo y el querer y la realidad no es lo mismo yo quiero hacer bien las cosas pero por alguna razón me caliento mal me debió mal me dejo llevar por la pasión de la ser y cuando eso ocurre seguramente es contrario a la necesidad política del trabajo uno se puede desviar con muchísima facilidad porque le gusta el rojo y ello porque le gusta tal tipografía que vio y entonces le parece que pongamos la tipografía el tiempo lo que da es la distancia que es lo que necesitamos los diseñadores distancia separarnos de lo que estamos haciendo para poder hacer una evaluación más equitativa de la oferta y para tratar de equivocarnos menos la distancia lo que proporciona es una perspectiva por la cual uno entonces va viendo que aquello que en principio pensó que estaba bien o que estaba muy bien en realidad solo estaba bien y entonces hay que darle media vuelta más de tuerca al trabajo para que se encauce como es necesario
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