David Herrera

Considero que la empatía agrega valor a la labor creativa siempre y cuando no sea una herramienta para la exploración o "explotación" de otro, es decir, el acercamiento a un sujeto (para el caso del diseño un objeto de estudio) debe hacerse en procura de mejorar su calidad de vida o diseñar buscando un impacto positivo en la solución de problematicas y necesidades de los sujetos y comunidades.

De otra manera dicha busqueda de innovación termina haciendo parte del efimero mundo de la innovación comercial, creando objetos que en disonancia con lo señalado en el artículo no generan valor a los objetos y sirven unicamente para continuar con un extenso ciclo de oferta y demanda injustificada mediada por diseñadores sumisos con una dinámica comercial de la novedad como producto y no como avance social.

Interesante artículo. Considero pertinente resaltar ese carácter ambiguo del buen gusto; Toda vez, que resulta bastante inquietante traerlo a las discusiones en los escenarios formativos. Muchas veces los estudiantes cohíben su propia intensión artística buscando crear trabajos que "gusten" a sus docentes. Dicho dialogo deberá repercutir en nuestro quehacer diario reconociendo en el otro un ser diverso, incluyendo, por su puesto, un ser con gustos diferentes a los nuestros.

Muy interesante el artículo. Sin embargo, resulta necesaria una reflexión ética en torno al para qué y el porqué del neuromarketing, preguntarnos ¿Cual es su función real? ¿Que consecuencias tiene en la vida cotidiana? o ¿ Como puede ser un factor determinante para la consolidación y transformación de una sociedad?. Ya hemos visto su aplicación al ámbito político y comercial, con consecuencias tan nefastas como la decisión de un voto gracias a un buen trabajo de neuromarketing o la imposibilidad de un comprador desprevenido de escoger -En el sentido amplio de la palabra- un producto a consumir, ¿no es esta una aproximación a un mundo Orwelliano?, un mundo en el que cada vez será mas dificil cuestionarse las cosas, porque, como señala el artículo, quien manda es el cerebro y quien lo gobierna el mercado.