Jhon Benavides

Importante contribución de su texto. Empero me gustaría un desarrollo de la idea de dar el signo que está inmerso en el término disegno, y que implica además su relación con el designio. Pues de hecho está también involucrada la posibilidad de la epifanía y su contemplación gracias al signo. Además la relación con el grapheim, su complejidad dada por una traza también escritural y lo que alguna vez propuso Artaud como pictograma.

 Ante la aparición del dibujo el primero que se sorprende es el dibujante. Pese a su mesura, a su técnica y a la cercanía del soporte; las líneas y el cromatismo de la traza atraviesan los ojos. Los seres se mueven, adquieren una animalidad por la misma densidad y fuerza contenida en el dibujo. Esto es el principio de la traza pero también la exposición del diseño a su fragilidad.

Esto no es un problema de diseño nada más y que me imagino obedece a discusiones técnicas. Es una asunto de macropolíticas que intentan unificar todo bajo la premisa de una metafísica de la presencia y del color, pues se aborda como imposición que un logo (vaya término que siempre remite al dictamen de la voz y lumen de Dios) se proponga como una totalización de un país. Aceptarlo es estar marcado, signado, es entender que pertenecer a esta «Marca Colombia» es asentir incondicionalmente su designación.