L. Armando Ceja Bravo

Caemos fácilmente en la confusión y en lo permisible, cuando olvidamos el significado de los términos y con ello los límites en los cuales nos encontramos inmersos a cualquier nivel. Habría que atender al significado y uso que le damos a las palabras plagio, parecido y semejanza. Ahí donde se utiliza «algo» ya existente con «algunas» variaciones, entonces estamos más cercanos al plagio, al robo. Si a esto le aunamos el omitir el crédito del o los autores, hablamos también de dolo. Habría que revisar las leyes y con ello la protección a los derechos de autor y eso es otra problemática.