Eduardo Vago

El diseño gráfico no fue mi primera opción, pues la teoría fundacional tan noble de la profesión, me era desconocida. Sin embargo siempre viví abrazando estímulos visuales, analizando mensajes y transmitiéndolos, a veces sin notarlo, a través de ilustraciones.

Cuando en 2008 tome unos cursos de dibujo y pintura en Roma me llamo poderosamente la atención la simbología presente en las obras clásicas, los mensajes sutiles que se entretejían con la pintura de los maestros me llevo a deborar gran cantidad de material bibliográfico sobre el tema haciendome apreciar, en primer lugar el mensaje, en detrimento de las nociones estéticas que tanto disfruto.

A pesar de todas estas llamadas a volcarme a la disciplina de la comunicación visual, al regresar a Asunción opte por otra carrera. En una ciudad pequeña sin tradición en el área de diseño me resultaba difícil visualizarme en este ámbito. Pero como nadar contra la marea es desgastante, y la voz en mi cabeza empezaba a pegar gritos, un año después, cruce a la Argentina para estudiar la carrera que deje postergada en la universidad de Buenos Aires.  Fueron años de aprendizaje arduo y un cambio de mentalidad profundo, donde el diseño se me presento en un pedestal. Simplemente ame el diseño, entregandome a un desgaste y crecimiento que no había experimentado de forma tan intensa y rápida.

Nuevamente en Asunción trabaje en varias agencias de publicidad, buscando ese "Edén" donde realizarme como profesional. Hoy siendo "director de arte" y aún trabajando en publicidad tradicional, me doy cuenta de que este no es el lugar donde pueda sentirme completo. Simplemente la carrera que forje no va de la mando con aquel estudiante comprometido con un diseño inclusivo y enfocado en causas sociales.

De aquí en adelante nace el compromiso de encontrar la forma de ser fiel al diseño que ame toda la vida, a los mensajes en los que creo y a la de dar a mi entorno algo de ayuda en pos de una sociedad más inclusiva, con justicia social y un ambiente más saludable.