Flavio René Giarratana Narváez

Esta tipografía es como una de esas canciones Pop que generan simpatía, son pegadizas y que en un determinado momento ya no queremos escucharlas más. A todos nos seduce y nos gusta, pero a la vez, odiamos que esté en todos lados. La belleza de esta tipografía es indiscutible, sin embargo, y en esto concuerdo con muchos de los que ya han comentado, el hecho de ser una fuente libre provoca la proliferación de su uso.

Citando a Robert Bringhurst: «La tipografía sirve para honrar al texto». En nuestro caso, somos nosotros los que debemos honrar a la fuente dándole un uso adecuado.

Mi opinión es que podemos encontrar conceptos, generados tanto por diseñadores como por sus directivas, que hayan sido resueltos desde el diseño de buena o mala manera.

No creo que sólo por el hecho de recibir un concepto desde un cliente o un jefe, los trabajos de diseño que de allí deriven sean basura para los sentidos.

Esta valoración puede realizarse tanto para los conceptos como para los diseños, pero siempre en forma independiente.

Pensemos en la propaganda de guerra de principios de siglo y su relativa eficacia en comparación de los fines que perseguía: los conflictos bélicos.