Leonardo Paez

Mantenerse actualizado es una condición de todas las profesiones. Desde el médico que asiste a congresos hasta el economista que participa en foros donde se comparten los últimos avances en sus respectivas áreas, cada profesional está obligado a permanecer "conectado" con los cambios que afectan su campo de acción. Sin embargo, una cosa es actualizarse y otra muy distinta redefinirse como profesional. Si bien el Diseñador Gráfico soporta mucho de su quehacer en los procesos comunicativos, mal podría pensarse que por tal razón podría fungir como comunicador en escenarios para los cuales nunca se preparó, a manera de mecanismo de supervivencia. Es como pensar que un odontólogo por extensión debería considerar como probable campo de acción la medicina (o la veterinaria) pensando en procurarse nuevos horizontes laborales. Suena peligroso hablar de redefinir cuando deberíamos pensar mas bien en afianzar y consolidar una profesión que en nuestro contexto aún está en proceso de maduración.

Tristemente el artículo pone en evidencia la incapacidad de algunos diseñadores de ver un poco mas allá de lo instrumental, desdeñando la necesaria fundamentación de una profesión que si bien ha ido adaptándose a los saltos tecnológicos (entre muchas otras variables y como muchas otras profesiones lo han hecho) también requiere mantener vivos esos elementos teóricos que la soportan y justifican como disciplina. El verdadero problema es esa vocación que algunas escuelas tienen por incorporar a sus currículos como sujeto de estudio cada nueva tecnología que sale al mercado, respondiendo a un embeleco pasajero y haciendo -eso sí- que los planes de estudio se desactualicen a la misma velocidad que estas tecnologías se vuelven obsoletas. Estudiar la percepción desde la Gestalt o considerar como parte del problema compositivo la sección áurea no siginifica vivir en el pasado.

No creo que un buen diseño (de identidad o marca) salve un mal producto. Probablemente le dé una oportunidad pero no podrá disfrazarlo para siempre. Los consumidores (usuarios) no son tontos y no comprarán un mal producto sólo por su linda imagen.

Creo que una cosa es hablar del Diseño desde una perspectiva de identidad y reconocimiento de aquellos atributos que equivocadamente suponemos que nos hacen «únicos e irrepetibles» y otra muy diferente es pensar en el Diseño como un factor de crecimiento necesario para impulsar un sector industrial atrasado que aun no lo reconoce como una alternativa seria en sus esquemas productivos.

Este diagnóstico no se debe hacer desde la propuesta de crear una innecesaria identidad local sino del estudio serio de alternativas reales para incorporar al Diseño dentro de una dinámica econónica sostenible.