Iván Cuevas Meza

Claramente estos factores afectan a la genesis de un buen gráfico, pero parte de un buen plan de estudios es entrenar al Diseñador a sacar garras y colmillos para enfrentarse al mercado sin perder el horizonte del discernimiento ético y profesional, dejando de lado los «amores» estéticos propios y desarroyando la capacidad de mutar frente a las diversas directrices que encontrarás con cada cliente. Las escuelas, por ricas o pobres que sean coinciden en encausar al estudiante y de el depende en mayor parte actualizarse, buscar frescas y nuevas alternativas para la creación de su sello personal

El detalle es cuando basado en tu propia idea quieren generar una pieza totalmente aberrante dentro de todo punto de vista comunicacional y por mucho que digan: «entiendelos, no son diseñadores como tú», me opongo a salir de los esquemas que llevan mi sello como diseñador pues al final si terminas haciendo algo totalmente esquematizado bajo sus fundamentos erroneos, es el diseñador quien paga cuando dicen «eso lo hizo tal diseñador» cuando la realidad es otra, se trata de tu reputación a la entrega del trabajo final, asi, cualquiera puede ser «diseñador» y eso va devaluando nuestro trabajo.

Ciertamente depende muchisimo del docente explotar al máximo el potencial del alumno pero como yá nos ha tocado ver en más de algúna ocación hay estudiantes que se limítan exclusivamente a regirse por los cánones solicitados para su calificación final, pues por muy pobre o pudiente que sea la universidad, o por muchos metodos de enseñanza que se implementen, este proceso depende en gran parte del feedback generado por el interés de aprender y pulir la creatividad de y para el alumno y no representa precisamente una nemesis generada por planes de estudios mal enfocados.

Ciertamente cada tipografía tiene su propia «alma» por decirlo de algúna manera ya que cada una encaja en diversas connotaciónes, tanto asi que tambien podemos doblarle la mano a la misma y deformar su connotación con valores cromáticos o efectos varios y cambiar la «idea» de la misma. Por su parte la tipografía Helvetica al ser un elemento amigable al ojo carece de esa versatilidad que poseen otras de poder mutar frente a conceptos opuestos a su calidez por lo que se agradece que sirviera de referente para posteriormente crear una «Arial», más sencilla y más maleable.