Marcelo Martinez

El trabajo de la Escola d’Art i Superior de Disseny de les Illes Balears (EASDIB) nos enseña cómo la sensibilidad de una comunidad docente puede repercutir positivamente en la vida civil de su entorno, ofreciendo oportunidades de mejora práctica de su calidad de vida pero también haciendo pedagogía de cómo el diseño no es sólo una profesión creativa, generadora de riqueza, sino un instrumento de enriquecimiento social y cultural.

Una reflexión muy oportuna en estos tiempos en los que el conocimiento, mayoritariamente, entra por los ojos en forma de pixels, y no por las manos en forma de oficio y experiencia.