Mea Culpa

Los diseñadores tenemos que estar más preparados para ganar la confianza del cliente.

Emanuel Longo, autor AutorEmanuel Longo Seguidores: 6

En prácticamente todos los espacios de reflexión acerca del diseño, siempre queda implícita la idea de que la culpa de que la profesión no sea reconocida como quisiéramos, es de la sociedad; la culpa de que los productos diseñados no sean del nivel que uno esta dispuesto a dar es que el cliente es caprichoso y no nos respeta; la culpa... parece ser del resto.

Y si bien soy uno de los que comparte esa visión, siempre me pregunto, y más en estos días: ¿cuánta de la culpa es de los demás y cuánta nuestra como profesionales frente a nuestra propia profesión? o, en dicho de otro modo: ¿cuánta responsabilidad tenemos nosotros mismos con respecto a nuestra profesión y su inserción en la sociedad?

Constantemente oigo a diversos colegas (ya sea en charlas informales como en debates concretos) que si el problema no se radicó en la incompetencia-capricho-desinterés del impresor, se originó en el capricho-ignorancia-abuso del cliente, o la invasión-omnipotencia de la persona que encarga el trabajo (sea del departamento de comunicación o de marketing).

Y claro que sería necio no aceptar que esas cosas pasan. A veces el cliente dice: «vos hacé como yo quiero, total yo te pago», «vos no opines que solamente te llamé para que hagas lindos dibujos», «vos sos diseñador por lo que tenés un rango menor a mi titulo de grado». Tal vez todo esto tenga que ver con que el diseño es una profesión relativamente nueva y el público desconoce su alcance, impacto y desarollo en la sociedad. Soy de los que piensan que obtenemos lo que buscamos.

¿Cuántas veces nos hemos encontrado sin ningún tipo de argumento válido y contundente frente a un cliente caprichoso que quiere utilizar algún color, alguna tipografia o algún estilo que no le conviene? ¿Cuántas veces nos hemos quedado balbuceando palabras sin sentido, con la esperanza de que por obra y acción divina el cliente se ilumine y haga caso a nuestro «instinto», totalmente incomprobado y vacío de hechos concretos (que la mayoría de las veces se confunde con capricho)?

¿Cuántas veces nos hemos enojado por el resultado obtenido en la imprenta o en la casa de ploteos, cuando internamente sabemos que ese resultado podria haberse evitado, de haber tenido más cuidado con la pieza que hemos diseñado?

La frase «el cliente siempre tiene la razón» no es más que una vil falacia, que lo único que hace es acentuar este tipo de situaciones en las que el diseñador, sin quererlo o sin saberlo, se va formando un despecho profesional hacia el entorno que lo rodea, terminando agotado y definitivamente resentido.

Si bien no ha asumido totalmente la necesidad del diseño, nosotros los profesionales somos responsables de ello en un 50%. Lo cierto es que no tenemos suficiente background para sustentar nuestras decisiones profesionales. Muchas de las «teorías» del diseño hoy han quedado obsoletas, escuetas o inaplicables a la práctica cotidiana. Necesitamos más investigación, de casuística formal y documentada, de números, de datos tangibles que nos ayuden a ganar la confianza del cliente.

El «está lindo» o «te va a quedar más lindo así» es una mera pelea subjetiva entre el diseñador y el cliente. El dominio del software de diseño dejó de ser meritorio para el profesional, porque están al alcance de cualquiera. Como profesionales del diseño y la comunicación, necesitamos implementar estrategias de marketing para enaltecer nuestra profesión y marcar la diferencia de nuestras habilidades frente resto de los mortales. El único diferencial posible debe sustentarse en el saber, en el conocimiento. Los diseñadores debemos despegarnos del resto de los «idóneos» y posicionarnos como verdaderos profesionales dominantes de nuestra área de trabajo (no únicamente de estar muy capacitados).

Quienes no sabemos justificar nuestras decisiones en las diversas piezas que gestamos (la gran mayoría de las veces porque no podemos o no tenemos con qué), generamos una brecha muy grande con el cliente que nos debilita en nuestro lugar de proveedor idóneo de servicios.

Sin llegar a convertirnos en «matemáticos del diseño», sin llegar a tener siempre los números que sustenten nuestras propuestas: ¿no sería bueno, para nosotros, para la profesión y el desempeño de la misma, una base formal de conocimiento constante, actualizado, medible y tangible donde podamos apoyarnos para plantarnos frente al cliente y poder convencerlo de qué es lo que más le conviene?.

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Debate

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Retrato de Yeferson Tovar
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Mar. 2014

En mi caso, yo siempre incluyo en la conversación con el cliente la frase " Muchas veces lo que se quiere no es lo que se necesita", dando al cliente algo en que pensar y abriendome paso para poder asesorar al cliente.

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Retrato de Aide Adriana Díaz
0
Feb. 2011

El cliente paga el proyecto de diseño. Pero no es el diseño su profesión, tan es así que, necesita al diseñador para desarrollar una materialización del discurso que desea comunicar. Y por el cual, el diseñador debe fundamentar la propuesta de diseño con base en su conocimiento del diseño; y tomando en cuenta que el cliente compra lo que le gusta, sin olvidar que la solución debe satisfacer a una necesidad del cliente, no a su gusto. Debe responder a una necesidad específica, de la cual el cliente no es el consumidor final, es la fuente del mensaje. El diseño debe estar pensado en un mercado.

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Retrato de José Manuel Oubiña
0
Abr. 2010

Adriana, el cliente sabe casi siempre qué es lo que quiere, por lo general no sabe como llegar a la solución de su problema y al acudir a nosotros, y aunque esté pagando, no conoce los códigos a seguir para lograr el éxito de una buena comunicación. En los pocos años como diseñador gráfico, he tenido que intercambiar opiniones con algunos clientes, unos con mayor, otros con menor o ninguna madurez en la comunicación visual y siempre he llegado a la misma conclusión «El cliente nunca tiene la razón» Debemos estudialo bien primero, después mejor el objeto de su producto. Es la clave del éxito.

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Retrato de Adriana Soto
0
Abr. 2010

El cliente exige las cosas exactamente como las necesita y está en todo su derecho por que él paga y eso es irrebatible sin embargo lo que nos corresponde hacer a los diseñadores es defender la esencia que nos caracteriza de darle nuestro estilo a todas y cada una de las cosas que realizamos por que finalmente es nuestro trabajo el que se deja en ello.

Cuando se está refutando con el cliente, necesitamos un poco de tacto para hacerle saber desde el principio que somos profesionales del diseño con sustento teórico-empírico. De ese modo se comprende que no es egolatría sino conocimiento.

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Retrato de Juan Pablo Conti
0
Abr. 2010

Estoy de acuerdo en general con el tema... Creo que sería importante diferenciar «el diseño» de un mero trabajo de encargue... Un puntapie sería firmar cada pieza, en cualquier tipología. Identificarnos con nuestro propio trabajo y dejarlo explicito.

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Retrato de Viviana Paola Escobar Segura
0
Abr. 2010

Muy interesante, en mi experiencia particular para evitar una batalla con el cliente prefiero ponerme a su nivel de conocimiento al momento de explicar, puesto que ellos no son diseñadores.

Sin embargo esto no significa que desacredite mi trabajo. Simplemente trato de conducir al cliente a un buen trabajo sin obligarlo a cambiar su idea general en su totalidad ni trabajar solo por el hecho de entregar y que me paguen.

Creo que deberiamos pensar como el cliente en ciertas ocasiones sobre todo en las mas dificiles.

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Retrato de Beryâver Fega
0
Abr. 2010

Creo que para no tener este tipo de friccion con el cliente, es necesario plantearte como el diseñador, es decir, hacerle entender que todas las desiciones creativas tienen una base (metodologia) y por lo tanto le corresponden al diseñador.

Tambien es importante tener en cuenta que la reputacion del diseñador grafico se va creando por el trabajo que estos mismos muestran y hacer darle peso, asi como en las demas profesiones.

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Retrato de Juan Vargas
0
Abr. 2010

Si, no es facil.

Siempre vamos a tener que luchar hasta el cansancio sino es que aparecen herramientas que nos ayuden a verificar, no tan solo con palabras sino con echos lo que nuestro cliente necesita y no lo quiere ver por que esta encaprichado.

Algo se puede hacer, como grandes inventivos que somos, pensemos! Nos va a ayudar muchisimo!

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Retrato de Juan Carlos Urrea
1
Abr. 2010

El valor agregado tiene que ver mucho con la investigación constante, un profundo sentido de observación, analisis y sintesis de cada proyecto, desarrollo estetico basado en un porque funcional y argumentado desde lo que desea el cliente; en ocasiones «diseñamos buscando solo belleza», y se nos olvida lo funcional de lo que hacemos, en definitiva la intencion que en un trabajo serio y reponsable conlleva, estos argumentos ademas de una comunicación clara y sincera con el cliente genera confianza y por ende credibilidad para sostener nuestro criterio ante cualquier capricho que nunca faltan.

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Retrato de Aldo Tonelli
1
Abr. 2010

Estoy de acuerdo con el autor, tenemos que generar un valor agregado a lo que hacemos, posicionarnos como conocedores de nuestra profesión. Actualización constante, curiosidad y muchas ganas. En lo personal leer las notas de ForoAlfa, de blogs y por sobre todo Twitter me ha ayudado mucho a estar en constante sintonía con lo que pasa en el diseño. Saber de lo que hablamos; eso es lo más importante para tener autoridad (con fundamento) frente a nuestro cliente.

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