¡Prohibido prohibir reglas!
Llegar a tener un pensamiento creativo parte de generar una perspectiva propia que inevitablemente cuestionemos.
«Lo propio del saber no es ni ver ni demostrar, sino interpretar». Michel Foucault
Es posible que en el hecho creativo de producir diseños o estrategias de mercadeo, lo primero que nos planteemos sea romper con lo establecido, pues habitualmente las vemos como murallas de contención que limitan nuestro avance hacia lo no imaginado y lo que potencialmente puede crearse. Sin embargo, entender las reglas establecidas como un techo y no como el suelo, puede que sea una perspectiva que en sí misma limite la generación de ideas nuevas, a partir de las mismas reglas. En relación a la generación de ideas, en el escenario profesional se pueden ver tres actitudes bien diferenciadas:
- Quienes no cuestionan ninguna regla. Para ellos las reglas son el paradigma máximo, y por ende no las cuestionan, al punto de que su proceso creativo pasa a obedecerlas ciegamente. El profesional se limita así a ser una especie de autómata, no autónomo.
- Quienes están seducidos por la generación de propuestas, dentro de los límites de lo establecido. El briefing de un cliente delimita el campo de acción para la creación, sin embargo la resolución tiene cierto grado de libertad, siempre y cuando el creativo de mantenga dentro de los parámetros establecidos.
- Quienes no consideran ninguna regla en su estrategia de creación. Dándose o no por enterados, hay quienes toman esta actitud como norma.
Las reglas siempre van a tener excepciones que las rompen, entendiendo abiertamente este término como no cumplirlas, refutarlas, modificarlas. Curiosamente son las excepciones las que obligan a cuestionar las reglas y nuestros propios procesos creativos. Muchas de las propuestas creativas estarían huérfanas en gran medida si no fuese por las reglas y las normas, y su posterior cuestionamiento. Se debe considerar estos casos dentro de una amplia visión creativa, que en sí misma demanda una postura ecléctica para tener una idea sobre la necesidad de tener normas y romperlas.
Esto sucede en la Ciencia, como gran bastión de la «verdad moderna», que de manera constante se replantea y rompe sus leyes y convicciones. Sucede con la Moral también tiene sus reglas, pero se van modificando a lo largo del tiempo. Tanto Galileo como Darwin utilizaron lo establecido como base para edificar sus propuestas y no como un muro que las oprimiera.
La comunicación a través del diseño, la publicidad o el mercado nos obliga a tener una visión amplia, que nos permita ver que el problema no son las reglas en sí mismas, sino su falta de cuestionamiento. A lo largo del tiempo ha quedado demostrado que toda verdad obedece al acuerdo de la mayoría, hasta que se demuestre lo contrario, hasta se demuestre que hay excepciones. En el fondo las normas son solo fronteras que enmarcan momentos, que en ocasiones son milenios y en otras instantes.
En los oficios creativos no se deben descartar las reglas ni respetarlas ciegamente. Sin ellas no habría límites a superar en pro de la generación de nuevas verdades y también de la sustentación de muchos los cimientos del saber.
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