Damian Vezzani

Estoy de acuerdo con gran parte de lo expuesto. Es más, una de las clasificaciones de signos marcarios que utilizamos en nuestras clases es la de Chaves y Bellucia y siempre surge de parte de los alumnos el cuestionamiento a la calidad de una marca logotípica tipográfica estandar, debido a que aparentemente no cumpliría con una de las principales condiciones de una marca gráfica, la singularidad. Más allá de coincidir con lo que dice Luciano creo que se omite una cuestión importante, la envergadura de la entidad enunciante. Este creo que es un factor clave a la hora de utilizar esta tipología.

Uno de los mejores comentarios que he leído sobre este debate es el 144 de Balza. Los que saben, los que no saben, los que dicen que otros no saben; en general, todo es bastante destructivo y poco enriquecedor. Demasiada «soberbia disciplinar», y como siempre, alguien seguramente hace las cosas mejor que otros.

Creo que en definitiva volvemos a una pregunta previa a si existe «teoría del diseño». Esta pregunta anterior debería tratar de determinar cuál es la naturaleza de la disciplina, ya que si no sabemos qué es el diseño, o qué lugar ocupa dentro del universo del saber, poco puede importar si existe o no una teoría del mismo. Esta pregunta epistemológica sigue siendo la cuestión a resolver. Por otra parte, creo que sería interesante preguntarse cuánto de ésto nos preocupa a los diseñadores.

Creo que es buena la utilización de ejemplos o modelos en algunos casos y en otros no tanto. Como siempre todo dependiendo del contexto en el que se desarrolla la ejercitación. Particularmente, utilizo esta metodología habitualmente pero supeditado al tipo de trabajo pedido, siempre aclarando que si bien se trata de modelos de resolución cuya efectividad funcional está comprobada (según le mirada del docente) es necesario considerar el contexto de la producción y a partir de ello, ver qué aportes puede realizar a la comprensión de la situación comunicacional a resolver por el alumno.

Creo que el planteo de Alejandro forma parte de uno de los debates más interesantes (e históricos) sobre la definición misma de la disciplina. ¿La comunicación visual es una discplina técnica, teórica-práctica, de caracter científico, es acaso un oficio, etc.? Evidentemente existe cierta disociación entre lo que enseñamos y como lo hacemos en las instituciones educativas dedicadas a la formación de diseñadores, y lo que el mercado laboral requiere, busca, necesita o como querramos nombrarlo. Este sistema socio-económico-cultural (voraz) pone en crisis estos modelos formativos en los cuales nos hemos desarrollado los diseñadores y que (en mi opinión) deben ser nuevamente debatidos incluyendo a los jóvenes diseñadores.